miércoles, 23 de julio de 2008

Santa Brígida, patrona de Europa

El EVANGELIO de hoy (lo digo así para que no digan que no aviso) va de la vid y del sarmiento. El sarmiento no puede vivir sin la vid, y si se le corta, se le echa al fuego. Por eso Jesús dice que tenemos que permanecer en él para dar fruto y que, sin Él, no podremos.

Aquí se da importancia al hecho de que no basta ser buena persona sin más. Hay que permanecer en Dios para poder resistir los golpes que da la vida. Dice que si permanecemos en él y su palabra en nosotros, podriamos pedir cualquier cosa y nos será concedida. Y que el único modo de dar gloria al Padre es dando fruto abundante, así se notará que somos discípulos suyos.

De ahí, lo de la lectura del otro día, Misericordia quiero y no sacrificios. Susana decía que respetaba aquellos que piensan que martirizando su cuerpo, ya sea latigándose, andando descalzo o portando grandes pesos (como un paso de semana santa) le devolvían un favor a Dios. ¿cómo se puede ahcer un favor a Dios haciéndose un flaco favor así mismos? Ahí está más bien la adoración de un ídolo que de Dios. De ahí al sacrificio de una doncella cortándole el cuello hay un paso. Y pensar que encima es una ofrenda a Dios, un traspiés. Ninguna diferencia veo con los negros que le ofrecen una muchacha a KingKong.

Y yo sin más, el otro día le respondía mal a un subcontratista que me quería dejar plantado (precisamente la noche de la cena bloguera empezó todo el jaleo). Al final no me dejó plantado, pero no utilicé quizá buenas artes, tuve que agarrarle de los huevos. Aunque está bien empezar a reconocer las malas artes para cambiarlas.

Adeu Siau

2 comentarios:

+Susana dijo...

Dios está en nosotros, pero no dirige nuestros actos, por eso a veces no son los más adecuados. Además, no contaba con que tenemos nuestro geniecito y si nos pinchan una y otra vez, al final saltamos, es como un impulso o un acto reflejo.

Y el que alguien se autocastigue o haga penitencia no quiere decir que lo siguiente sea ir cortando cabezas, ni ofreciendo animales en sacrificio. No seas extremista Nacho, que para pasar del blanco al negro hay cientos de colores y tonalidades. Además si el supuesto daño o castigo es autoinflingido, creo que sólo implica a la persona que decide hacerselo. Aunque estoy segura que Jesús no será más feliz si yo me doy latigazos o si llevo un hábito durante un año. En fin...

Que tengas buen día, majete. Besosss

Nacho dijo...

Susana, tu cuerpo no deja de ser el templo de Dios, que está muy presente en ti, por lo que veo. No creo que maltratándolo consigas nada más que heridas y estropearlo.

Un beso.