miércoles, 19 de septiembre de 2012

San Lucas 7,31-35

Sí. hoy toca una de esas lecturas que parecen que no nos dicen nada. "¿Con quién puedo comparar a los hombres de esta generación? ¿A quién se parecen?
Se parecen a esos muchachos que están sentados en la plaza y se dicen entre ellos: '¡Les tocamos la flauta, y ustedes no bailaron! ¡Entonamos cantos fúnebres, y no lloraron!'.

Porque llegó Juan el Bautista, que no come pan ni bebe vino, y ustedes dicen: '¡Ha perdido la cabeza!'.
Llegó el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: '¡Es un glotón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores!'. "

No estamos contentos con lo que tenemos. No sé si es por llevar la contraria. Y de ser así, podríamos seguir pensando ¿A quién quiero llevarle la contraria? ¿A Dios? ¿A mi mismo? Y digo yo ¿No somos lo mismo?

Tantas cosas tenemos por las que dar gracias... Estamos vivos. ¿Es que no es suficiente? El otro día fue mi cumpleaños. Como cualquier hijo de vecino recibí llamadas de felicitación. Y como es habitual en estos casos, me preguntaron que qué había recibido de regalo. Respondí: "Amor y felicidad" Y en realidad así fue. Y quien me preguntó esto pensará que qué reservado soy. Y no es así. Contesté la verdad. Eso fue lo que recibí este cumpleaños. ¿Acaso parece poco?

Y la vida (Dios) también se nos regala. A nosotros mismos y a los demás. Y a veces hasta somos capaces de aceptarnos a nosotros mismos, pero nos es imposible aceptar a los demás tal cual nos vienen. Si nos entran de una forma, creeemos que nos tendrían que haber entrado de otra.

Y no digo que nos conformemos. Pero sí que la aceptación de lo que tenemos es trampolín para tener "más".