jueves, 26 de mayo de 2016

Evangelio según San Lucas 9,11b-17

Al caer la tarde, se acercaron los Doce y le dijeron: "Despide a la multitud, para que vayan a los pueblos y caseríos de los alrededores en busca de albergue y alimento, porque estamos en un lugar desierto". 
El les respondió: "Denles de comer ustedes mismos"

La lectura de hoy es dificilísima. De las que rompen el alma. Te desnudan y te hacen ver lo horrendo que es lo cómodo de tu ser. Y es que está de plena actualidad con tanto sirio a las puertas de Europa.

Si los demás tienen problemas, es mejor cargarle la responsabilidad de ayudarles a otro, ya sea un gobierno, un organismo o el familiar más cercano de la persona en problemas. Bastante tenemos nosotros con lo que tenemos. Tal y como están las cosas, nuestra vida es nuestro desierto. Y enseguida pensamos que ya hacemos esfuerzos para subsistir en él como para ayudar a subsistir a otro.

Y en nuestro fondo, si eliminamos el ruido de nuestros propios problemas, podemos oir esa voz de Dios que nos dice "dale de comer tú mismo".

Me pregunto quién fue el HdP que nos metió en la cabeza que ayudar es sinónimo de primo, por no decir gilipollas.

Hoy debo decir que me duele la lectura. Ahí me han dado.