martes, 11 de noviembre de 2008

Somos unos pobres siervos. Lc 17,7-10

Bueno. Hoy me han tocado en el alma. Donde más me duele. Jesús nos pregunta que si tuviérmos un siervo o un pastor que al venir del campo, al atardecer, tras su dura jornada, le invitaríamos a sentarse con nosotros a la mesa a cenar. Dice que lo que haríamos sería ordenarle que nos sirviera mientras comemos y bebemos y luego, tras su servicio, cenara y bebiera él. Y el pobre siervo, que es su trabajo, no esperaría un gesto de gratitud por nuestra parte, porque no está haciendo otra cosa diferente a su deber.



Me da de lleno hoy porque ese es mi pecado. Cuántas veces al hacer algo bueno por alguién me ha dominado la sensación de que Dios tendría que estar agradecido conmigo, como que me debe algo. Qué equivocado estoy. Es una de mis obligaciones para con mis hermanos estar a su disposición y poner a su servicio todos los dones que Dios me ha dado. Mi paga ya la he cobrado. Mi paga es esta vida maravillosa que se me ha dado para hacer el bien, pues sólo así podré sentirme realizado y alcanzaré esa dicha del trabajo bien hecho que me procura la sensación de ser feliz. Ser feliz porque pese al mal que me rodea, estoy yo con mi bondad, porque así siembro bondades, porque combato lo malo, prque no dejo que de mi salgan malas hierbas.



Hoy me dice Dios que no se me suba a la cabeza. Que hoy he hecho una cosa buena, pero que es fácil escaquearse de las cosas bien hechas. Cuesta mucho no salirse del sendero.

Cada vez me explico peor.

Ayer por la noche llegué a casa, conversando con mi amiga Elena. Me duché. Cenamos unas salchichillas. Nos vimos un poco del final del programa del Wyoming y después "El destino de Antonio Navajo" un capítulo más de Curro Jiménez. Se me hicieron las 23:10 mientras escribo esto. Me dieron una alegría. Una amiga con la que me escribo a menudo me sorprende con sus gestos de atención. Otra a la que hace tiempo que no veo le llego al corazón con palabras del mismo Dios en el que no cree. Y para que se me termine de subir el ego, me felicita mi hermana mayor. Precisamente es ahora cuando justificaría el darme latigazos, a ver si se me quita esta soberbia.

6 comentarios:

LA MAMI dijo...

RANAAAAAAAAAAAAAAAAAA DONDE ESTASSSSS?

JuanCar dijo...

Yo hago la siguiente distición cuando ayudo a los demás:
- Ayudar porque si, te ayudo y punto no me des ni las gracias ni nada, tu estabas allí yo pasaba de casualidad y te he ayudado porque era el que estaba a tu lado ese instante, cualquier otro en mi lugar habría hecho lo mismo.
- Ayudar con egoismo, te ayudo porque el hecho de ayudarte hace que me sienta bien, esta forma es ideal para los días que esta un poco decaido porque le levanta a uno el ánimo. Está uno con el "mono" de ayudar a alguien.

Reales dijo...

A este paso veo que te vas a dejar las patillas largas como Curro.
Mil besos

LA MAMI dijo...

ESTE JUANCAR ES DEMASIADO GÜENO ME PARECE A MI...
SAPITO ESTABA EN MI CHAT PERO NO HEMOS COINCIDIDO MECACHISSSSSSSSSSSSSSSS
AHORA ME VOY, ME VOY AL BANCO Y A MI CASA QUE ESTOY HASTA LA F..A DE ESTAR AQUI AGUANTANDO A ESTOS MAMONES, A LA PAR DE FEOS... ADEMAS EL COMERCIAL LO HAN BAJADO DE CATEGORIA Y LO TENEMOS OTRA VEZ EN EL BUNKER...
BESOSSSSSSSSSSSSS

eclipse de luna dijo...

Podias hacer otro bien ahora que tienes la paguita e invitarnos a todos a cenar..
Asi ya no estarias tu solo contento nos alegrarias a todos los presentes jaja.
Un besito y una estrella.
Mar

Juani dijo...

te puedoasegurar que todo lo queescribo en mi blog sae de mi interior
saluditos