viernes, 10 de octubre de 2008

Pensamientos

Desde luego todos los comentarios han ido en la línea que yo esperaba.

Todos y cada uno de nosotros hemos pasado, estamos pasando o pasaremos (esto último espero que no todos) por situaciones que no nos gustan, situaciones que nos llenan de dolor, situaciones que pueden llevarnos a cometer locuras, situaciones que pueden cambiar nuestra forma de pensar o de actuar. Ahora podemos pensar una cosa y en el futuro cambiar de opinión.

El vive y deja vivir no es un lema que me haya gustado nunca. Al vivir en sociedad, se hace patente la frase “tu libertad comienza donde acaba la de los demás” y viceversa.

Personalmente, procuro huir de la idea de que soy dueño de mi vida. No quiero ser dueño de mi vida, pues nunca llegaría a saber cual es la voluntad de Dios, esfuerzo diario que hago leyendo el Evangelio. Quizá el día de mi muerte descubra cual era su voluntad y ya no pueda hacer nada, pero no dejaré de cuestionarme. Considero mi vida como un regalo, regalo que tengo que ofrecer, no me lo puedo quedar. (“Quien guarde su vida para sí, morirá, mientras quien la pierda por mi, vivirá para siemrpre”) .

Tampoco estoy de acuerdo en eso de que no somos nadie para discernir sobre lo que está bien y lo que está mal. ¿No sobrarían entonces los jueces y las leyes? Sería todo una jungla.

Hay cosas que están mal. Hay cosas que se sienten malas. Y esas cosas malas, si uno está mezclado en ellas, puede acabar viéndolo como buenas, o justas, si es que se puede emplear esa palabra.

Decía un pensador que antes de tener hijos, convendría apuntar en una libreta todos los defectos que encuentras en la educación de los hijos de los demás. Como cuando te preguntas “yo no dejaría comportarse así a mi hijo, etc”. Decía eso el pensador porque una vez que se tienen los hijos, la situación ya no se ve tan teóricamente clara. Y acabas cometiendo los mismos errores que criticabas a los otros. Bien decía Gandhi que no puedes juzgar a un hombre sin haber llevado antes sus zapatos. A eso mismo quiero referirme. Desde luego no quisiera pasar por situaciones que me hagan pensar que se nos está permitido quitar la vida. Rezo todos los días (es una forma de hablar, ya me gustaría) para que no pase nada que me nuble el juicio, que pueda llegar a albergar sentimientos que me permitan matar a alguien con mis manos o permitir callando que otros lo hagan. Matar no está en el mensaje que pueda entender a Jesús, de quien me fío, En quien quiero poner mi vida y a quien quisiera dejarlo todo para seguirle. Pero no me resulta fácil. Sé que hay situaciones que no sé como reaccionaría, pero ruego a Dios que me lleve entonces de la mano. Que no me deje de mi mano, pues de mi no fío un pelo.

A mi amiga Sanve debo agradecerle un estupendo regalo de cumpleaños. Me regaló mi primer y único libro de Paulo Coelho: “La Quinata Montaña”. En el mezclando con el antiguo testamento, narra en forma de novela la vida del profeta Elías.

Elías, antes de ser un profeta admirado, pasó por muchas etapas. No recuerdo muy bien, que nadie se ofenda de mi ignorancia o mal recuerdo, tengo que volver a leerlo. En él cuenta como Elías pierde a su mujer y no sé si a su hijo también. Le envuelve un mar de dudas (o certezas) y deja de creer en Dios, ese Dios que obraba en él. Y su vida cambia drásticamente. Hasta él dudó de que pudiera existir un Dios que permitiera semejantes atrocidades de los hombres. No comprendía la transmisión de enfermedades.

Me gustó especialmente ese libro. Ahora no recuerdo como llegó a recuperar la Fe, pero desde entonces rezo para que yo no pase por lo mismo, porque estoy seguro de que si llego a perder la Fe, nunca podría recuperarla.

2 comentarios:

Daphne dijo...

En lo que dices de los hijos tienes razón. Cuando tienes un hijo te das cuenta de que no es tarea fácil educarlos. Lo mismo pasa con la manera de educar que tienen los otros... hay cosas en las que puedes o no estar de acuerdo. Pero hay algo básico... el respeto hacia los demás.

En cuanto a lo que planteas en el post anterior sobre la eutanasia y el aborto...en esto ya no tengo una respuesta tan tajante... es más tendría que verme en esa situación para decidirme a favor o en contra.

Estela dijo...

Un hijo es una constante prueba de saber... es muy duro porque cada vez es diferente y nunca nacemos enseñados para enseñar... un beso cielo y cuidate me gustas mucho sin esa barba, pareces un angelito travieso... :)