Buenos días nos de Dios. A medida que se acerca el día final, estoy más contento. Ya veo el final del túnel. Esta tarde he quedado con mi amigo Rafa. Vamos a acercarnos a la Oveja Negra de cerquita a la Plaza Cataluña. Vamos a sangrarle sendos litros de cerveza con alguna ración a un camarero amigo suyo. Ya estuvimos otra vez y, por ser la primera, no nos dejamos invitar. Pero ahora sí. Ahora iremos por la gorra. Y nos cogeremos una pequeña borrachera. Qué risa la última vez a la hora de coger el metro. Nos confundíamos con los colorines de las líneas. Jajaja. Decía vamos a acercarnos, pero en realidad, fue ayer jueves por la tarde.
La lectura de hoy es de las de madre. Jesús, en sábado cura a un hombre de hidropesía, diciendo que quien no saca a su asno del pozo en sábado. El que Jesús haga hincapié en hacer el bien al prójimo incluso cuando por los judíos de entonces estaba mal visto “trabajar” en sábado, aunque sea sanar a los enfermos, quería decirme que siempre es buen momento para ofrecernos en ayuda a los demás. No hay que buscar el mejor momento. Ayuda Ya. Y decía que es de las de madre porque cuantas veces tu madre no te ha dicho haz esto, no hagas lo otros, de cosas que tú sabes perfectamente que debes o no debes hacer. Y terminas contestando: “Mamá, no me rayes, que ya lo sé”. Pues eso, Jesús, no me rayes, que está claro. Qué pesado te pones a veces.
Ayer recibí un correo de uno de estudios de Irún que se acordó que era mi penúltimo día. Alguien con el que apenas tuve relación, más que por teléfono y de alguna visita suya. Le hacía muchos reportajes fotográficos (labor que tendrían que hacer ellos, pero me piden favores para no tener que venir al quinto coño). Me ha hecho ilusión.
Al igual que me hizo ilusión que ayer mi jefe nos invitara a comer como gesto de despedida. Nos llevó a una masía cerca de Sants. Can Roxie o similar. Qué panzada. De primero compartimos un revuelto de setas con angulas y gambas, unas croquetas y unos caracoles a la plancha. De segundo me metí un arroz a la marinera (el típico con cigalas, langostinos, almejas y mejillones con algún calamar, muy bueno, vaya platazo). Y para postre, qué postre. Siempre que como fuera a la carta busco rápidamente si hay coulant de chocolate o similar. Y el similar era un pastel con chocolate caliente y helado de vainilla. Imaginad un BUEN triángulo de pastel de chocolate, de esos de bizcocho finísimo e chocolate en capas con otras más jugosas de chocolate. Todo ello regado con un chocolate caliente espeso en abundancia, aquí no se andan con hostias. Hasta reventar. Qué delicia. De hecho por tarde había pocas ganas de trabajar y estoy escribiendo el post del viernes, que igual no publicaré hasta por la tarde debido a que llegaré tarde de mi cita con Rafa. Al fondo del restaurante, al levantarse unos comensales, se me ocurre decir que en esa zona del fondo el aire acondicionado debe sentirse más fuerte. Todos se dan la vuelta y se quedan preguntando que por qué lo sé. Todos salvo mi jefe que se empieza a reir a carcajada limpia. Y es que una chica de unos 36-37 años, con un jersey de lana relativamente gruesa marcaba unos pitones que para qué. Mare meva!
Debo decir que voy a echar de menos el que me lleguen correos de vuestros comentarios del blog. Recordad que hoy viernes dejaré de tener el correo electrónico habitual. Y los avisos del blog dejaré por tanto de verlos.
La lectura de hoy es de las de madre. Jesús, en sábado cura a un hombre de hidropesía, diciendo que quien no saca a su asno del pozo en sábado. El que Jesús haga hincapié en hacer el bien al prójimo incluso cuando por los judíos de entonces estaba mal visto “trabajar” en sábado, aunque sea sanar a los enfermos, quería decirme que siempre es buen momento para ofrecernos en ayuda a los demás. No hay que buscar el mejor momento. Ayuda Ya. Y decía que es de las de madre porque cuantas veces tu madre no te ha dicho haz esto, no hagas lo otros, de cosas que tú sabes perfectamente que debes o no debes hacer. Y terminas contestando: “Mamá, no me rayes, que ya lo sé”. Pues eso, Jesús, no me rayes, que está claro. Qué pesado te pones a veces.
Ayer recibí un correo de uno de estudios de Irún que se acordó que era mi penúltimo día. Alguien con el que apenas tuve relación, más que por teléfono y de alguna visita suya. Le hacía muchos reportajes fotográficos (labor que tendrían que hacer ellos, pero me piden favores para no tener que venir al quinto coño). Me ha hecho ilusión.
Al igual que me hizo ilusión que ayer mi jefe nos invitara a comer como gesto de despedida. Nos llevó a una masía cerca de Sants. Can Roxie o similar. Qué panzada. De primero compartimos un revuelto de setas con angulas y gambas, unas croquetas y unos caracoles a la plancha. De segundo me metí un arroz a la marinera (el típico con cigalas, langostinos, almejas y mejillones con algún calamar, muy bueno, vaya platazo). Y para postre, qué postre. Siempre que como fuera a la carta busco rápidamente si hay coulant de chocolate o similar. Y el similar era un pastel con chocolate caliente y helado de vainilla. Imaginad un BUEN triángulo de pastel de chocolate, de esos de bizcocho finísimo e chocolate en capas con otras más jugosas de chocolate. Todo ello regado con un chocolate caliente espeso en abundancia, aquí no se andan con hostias. Hasta reventar. Qué delicia. De hecho por tarde había pocas ganas de trabajar y estoy escribiendo el post del viernes, que igual no publicaré hasta por la tarde debido a que llegaré tarde de mi cita con Rafa. Al fondo del restaurante, al levantarse unos comensales, se me ocurre decir que en esa zona del fondo el aire acondicionado debe sentirse más fuerte. Todos se dan la vuelta y se quedan preguntando que por qué lo sé. Todos salvo mi jefe que se empieza a reir a carcajada limpia. Y es que una chica de unos 36-37 años, con un jersey de lana relativamente gruesa marcaba unos pitones que para qué. Mare meva!
Debo decir que voy a echar de menos el que me lleguen correos de vuestros comentarios del blog. Recordad que hoy viernes dejaré de tener el correo electrónico habitual. Y los avisos del blog dejaré por tanto de verlos.
Qué cansado estaba ayer jueves a la hora de publicar esto de hoy.