Hasta el luneeeeees!!!

Hoy tengo ganas de irme. Me voy a Salamanca. Pasaré allí estos días. Recogeré allí mi borrador de la declaración de la renta con el fin de confirmalo y me devuelvan pasta (espero, si no lo confirma su tía). Iremos a tomar algo al bolero (aguardiente de guinda, estupendísimo y dulzón, no sé por qué pero me recuerda a melocotón, je, je) Es nuestro lugar clásico. Cuando empecé a salir con ella fue uno de los primeros sitios por los que empezamos a salir. 15 años yendo al mismo sitio y nunca nos han invitado a nada. Eso sí, no hace falta pedir nada, ni siquiera que nos añadan la guinda, que cuando el camarero es nuevo, hay que insitirle que al preciado líquido hay que añadirle un fruto (la guinda). Nos conformaremos con el saludo que nos da por la calle cuando nos ve. (Debe ser catalán el dueño, je,je)

El Espíritu Santo os guiará a la verdad. Así resumiría el evangelio de hoy. Aunque no me sugiere nada hoy, me llama la atención una frase de Jesús que dice que no nos dice más porque no estamos preparados. Me pica la curiosidad, qué queréis que os diga. ¿Para qué no estamos preparados? ¿Tan terrible es eso que no nos quiere decir? Al final, dice que los que se dejen guiar por el Espíritu, que procede de él y le glorifica (esto es, que ayuda a la proclamación del mensaje), irán conociendo más. Así que, tendremos que dejarnos guiar por el Espíritu.

Esta mañana, que amanecía regalando buenos presagios, respiraba un profundo olor a mar. Y sentía tener que irme estos días a Salamanca, donde se echa en falta este olor. Me parece curioso como cada vez que voy a Salamanca me parece oler más a mar que de costumbre. Seguramente sea porque ya me estoy haciendo tarragonino. No obstante llevaré un poco de alegría a mis padres, pues aunque no he comentado nada, mi padre tiene unos dolores que no saben los médicos a qué pueden ser debidos. Los análisis están dentro de la normalidad. A ver.

Bueno, os deseo unos buenos días, disfrutad mucho del sol que va a hacer y quered mucho al prójimo.