¿Decisión tomada?

Llevo ocho años con ella. Ella me lo enseñó todo y aprendí a desenvolverme. Me sentía querido. Pero de un año a esta parte, no he tenido singuna satisfacción. Al contrario, me siento castigado.

Antes de pedirle mis ganas de cambiar de aires, me quería y yo quería estar con ella. Hace un año de eso.

Tras el cambio me sentí engañado. No era del todo sincera conmigo. Me dijo que esperara un poco, que todo cambiaría y volvería a ser como antes. Hace un año de eso.

Pero nada ha cambiado, al contrario. Yo la sigo queriendo y quiero estar con ella, pero ella, aunque aún está conmigo, creo que ya no me quiere, porque sus besos ya no los recibo. Hace un año de eso.

Durante este año he querido abrazarla, besarla. Pero cada vez me cuesta más. No tengo el mismo deseo de antes. Y ella no hace nada. Me pregunta qué tal estoy. Yo le digo que bien, pero ambos sabemos qué es lo que está mal. Hace un año de eso.

Pretende que esté otro año para dar tiempo a poder cambiar las cosas, mejorarlas. Pero creo que ya no puedo más. Me suenan a cantos de sirena. No termino de estar a gusto, aunque la quiero. Hace un año de eso.

A esto se le suma los cariños de otras. Me quieren. Hace una semana le dije que No a una. Quería darle más tiempo a lo nuestro. Aunque el fuego ya se apagó aún noto las ascuas calientes al remover. Hace una semana de eso.

Ayer me llamó otra. Quiere darme besitos y aún no sé si dejarme querer. Prefiero los besos que antaño fueron de ella. Anhelo esos besos ya olvidados. No quisiera los besos de otra. Pero me apetecen los besos de otra. Hace un día de eso.

Creo que no merece la pena intentar ya soplar sobre ascuas consumidas, aunque me sigan quemando si las toco. Deseo que me besen y que me abracen. Deseo ser quien era. El martes que viene por la tarde he quedado con otra. Voy a dejar que me bese. Quizá así me olvide de ella.

Fin de semana de reflexión. Acudire a la cita del martes y, sin querer, compararé amores.

Tiemblo.