He venido a dar luz al mundo

La lectura de hoy es para pesimistas o para optimistas. Jesús dice que quien no crea en Él, no lo va a juzgar, porque no ha venido a juzgarnos sino a salvarnos. Esto es bueno, suena bien. Sólo hay que escuchar y optar por la autoconvicción de que lo que nos dice es bueno para nosotros. Pero también añade que el que cree en Él, en realidad cree en el que le envía, en su Palabra, por lo que el que no cree en Él, tampoco cree en su Palabra y ésta, la Palabra será el que le juzgue en el último día. Como diciendo: “la guillotina está ahí, esperando a caer sobre vuestro cuello”. Pero estas interpretaciones amenazantes nunca han formado parte de mis interpretaciones personales sobre el Evangelio. Yo sólo veo amor y esperanza. Y me gustan esas expresiones que utiliza sobre “el último día”. Lo asemejo al torniquete en primeros auxilios. El torniquete es la última opción que debemos adoptar para cortar una hemorragia, debiendo primero usar otros medios. Lo mismo pasa con Dios (así lo veo yo), lo último que hará será juzgarnos. Nos da toda la vida para equivocarnos y tomar decisiones que nos hagan daño. Saber que tenemos toda la vida por delante para ser perdonados es algo que, a priori, puede costar. Sobre todo cuando son los demás los que dejan que el mal crezca en su interior y nos salpiquen con sus maldades. Nos cuesta imaginarnos que hasta ellos, si se arrepienten y se dan cuenta de que sólo el bien les y nos hará bien, valga la redundancia, también serán salvos, teniendo “derecho” a una oportunidad más. En fin, non ti preocupare. Lo malo es que palmemos en media maldad. Ahí no sé hasta qué punto el amor del Padre hará efecto. Pero este tema es meterse en berenjenales filosóficos que no merece la pena. El mensaje de Jesús es para aplicación en vida. Más allá ya veremos, no nos tiene que preocupar. Ahora toca VIVIR.

Las palabras de la madre dueña de la cabeza que paseó su hijo anteayer por las calles de su pueblo me estremecen de emoción. El amor de una madre por su hijo, consciente de que este la podrá atizar y mandar al otro barrio algún día no hace que le denuncie, al contrario, da su vida por Él. Consciente de que la iba a matar y prefirió seguir a su lado. Me da que pensar en lo mucho que me quieren mis padres y lo poco que pueda demostrarles yo mi cariño. Me hace plantear que debería devolverles más amor del que actualmente manifiesto. Mi relación con ellos es buena, no os equivoquéis, lo que quiero decir es que todo lo que hago con/por ellos, siempre será poco. Me da pena pensar el día que ya no estén ahí. Me pone triste. En fin, disfrutaré de ellos mientras pueda.

Hoy es el día dedicado al silencio o, lo que es lo mismo, a ser conscientes del ruido que provocamos. España, por detrás de Japón es el país más ruidoso del mundo. Eso no dice mucho de nosotros. Tampoco debe ser bueno para nuestra salud psíquica. Ya se sabe que en los sitios de viento, por lo molesto que es el ruido que hace a nuestros oídos, suele despertar nuestras locuras y llevarnos a quitarnos la vida. El ruido es el culpable de que no tengamos tiempo de oración con Dios. Sólo en el silencio podremos oír su voz.

Mi entrevista de ayer por la tarde fue relativamente bien. Aún quedan por arreglar algunos flecos en cuanto a los cariñitos que me tienen que dar para que deje a una por otra. Lo importante es que les he gustado. Me estuvo preguntando sobre todas las obras que aparecen en el currículum, imagino que para intentar cazarme en algún gazapo, alguna mentirijilla o exageración típica. Le gustaron mis respuestas. También le fui sincero. Le conté los motivos por los que un tipo de una subcontrata cambiaría de estilo de vida y se iría a una ingeniería. ¿Para qué iba a mentir? Lo único que “no me gustó” fue que me dijo que daba imagen de buena persona. Mi primer jefe siempre me decía que tenía que ser un cabrón con pintas. Como la entrevista era de un igual a igual, la conversación versó sobre las dificultades que tiene todo entrevistador. Lo mucho que escuece cuando contratas a alguien con toda la ilusión y luego te la mete doblada defraudándote en su trabajo. No es de extrañar que guste en las entrevistas. De todos es sabido que un tío de subcontrata podrá pasar siempre al otro lado, mientras que un tío de una ingeniería, es difícil que sepa dar la talla en una contrata. Después del puente de mayo, una vez limadas las diferencias económicas, plantearé mi fuga a mi empresa. Tengo dudas acerca de si contraofertarán. Me defraudará mucho que me dejen ir así, sin luchar por mi. Mi antiguo jefe hubiera “matado” por mi. Mi experiencia brillante y con beneficios para la empresa debería hablar por mí. No necesito publicidad ni chupársela a nadie. ¿Por qué mi director actual no se da cuenta de ello y va a dejar que me vaya? Aunque adelanto acontecimientos, creo que tengo ya un pie fuera. Tengo ganas de que pase abril para ver mi futuro.

A pasar un buen día, sin gritos, tampoco en susurros, no deis voces.