En este post voy a plasmar una reflexión de esas que aveces pongo a mayores al post que pretendo sea diario. con este tipo de reflexiones personales seguramente mis queridos y amados lectores se vayan forjando una idea acerca de mi forma de entender e interpretar el sms de Jesús. ¡Qué gracia!, he puesto sms y me imaginaba a Jesús ahí, a la diestra del Todopoderoso con el móvil en mano mandándome mensajitos, con politonos y todo. Aquí me dirá la fruta naranja que de qué color era el tripi de hoy, marca y todo.
En mi tierna adolecescencia me dió por leer los evangelios apócrifos, dejándome llevar por esa curiosidad juvenil acerca del pensamiento de aquellos considerados "non gratos" por la curia vaticana.
Un pasaje que me dió tranquilidad y del que desconozco el por qué no lo cuenta ningún evangelista en alguno de los evangelios sinópticos, seguramente porque no lo consideró necesario o es mentira, de ahí que aparezca en los apócrifos, en fin, que me enrollo. El pasaje cuenta como Jesús dice a sus discípulos que no se les ocurra invocar a los espíritus, que les dejen tranquilos, porque lo más sencillo que ocurriera es que se les apareciera un espíritu inmundo que les haría mal y, que en ese caso, Jesús no les defendería. Pero eso sí, si por algún motivo a un espíritu maligno se le ocurría hacernos mal sin nosotros haberle llamado, entonces sólo tenemos que nombrarle, pues Él mismo nos haría intocables. Vamos, que nos defendería. Que ningún espíritu malo maloso tenía nada que hacer frente a Jesús.
Cuando leí este pasaje, me reconfortó ver escrito en un sitio como aquél algo que yo ya presentía. Más me hubiera gustado que apareciera en uno, al menos, de los 4 evangelios reconocidos por los Santos Padres, pero incluso ahí, sentí una gran verdad.
Siempre creí que teniendo Fe, nada tenía que temer. También tenía el presentimiento de que no era bueno invocar a los espíritus, salvo al Santo, que para el que no lo sepa, la Santa Misa es una Gran Sesión de Espiritismo. Aquí alguno se acojona y deja de ir a misa, otro dirá que qué burrada acabo de decir. ¿Acaso no invocamos al Espíritu Santo? ¿Qué es la consagración si no?
Hay una monja que canta por ahí (aquí me imagino una monja por la calle cantando como una loca por los portales, ja, ja, ja, dejaré los tripis) una canción que me gusta especialmente. La letra dice algo así como que: "¿Por qué tengo miedo? Si nada es imposible para ti" Tengo especial confianda en la vida, con miedo a veces, pero confianza en que Dios está conmigo y grcias a eso, puedo hacer frente a cualquier situación, por mala que sea.
A mi amigo el cura, hace ya por lo menos 10 años desde que me lo sigue recordando, le hace gracia la vez que le dije que yo en la vida me siento PROTEGIDO. Y este es un sentimiento que me gustaría tuviera el resto de la gente que no lo tiene. Incluso bajo esa protección es dífícil no experimentar miedo y desasosiego, pero lo dicho, me siento protegido. Quizá por eso no le tengo gran temor a los espíritus. Aunque cuando luego en sueños se me aparece un fantasma me cago patas abajo, ja, ja, ja.
Y eso es todo por ahora, besines para todos.
3 comentarios:
AMEN..... venga confiesa eres catecumeno porque te gustaria ser obisopo , es increible yo alucino con estos post triperos jajajaja me voy antes de que suelte alguna parida de las mias... hoy no me hagis ni caso lo dicho... adeu.
Jajajajajaja,pero tú de dónde sacas el tiempo para hacer dos "posts" tan largos el mismo día???...(yo creo que tú le pegas a la "coca" porque si no jajajaja).
Me "parto" contigo y lo de la "Santa Misa"...jajajajajaja(si te escucha algún cura que me se yo te "excomulga" jajajajajaja...
Me alegra que tengas fé,es algo muy dificil de cuidar,pero veo que tú si sabes hacerlo...
De todas formas,cuidadín con los "fantasmas"(mira debajo de la cama antes de acostarte jajajajaja).
Un besazoooooo(y lo de la "coca" es broma ok???).
Cierto es lo que decías. Mery, anímate a opinar, que lo que busco es la polémica. Jamás me ofendería por vuestas opiniones.
En cuanto al tiempo, cuando como al lado de la oficina hay una hora en la que nadie me coge el teléfono y aprovecho. Pero sólo ocurre el día que me acuerdo de algo que quería contar.
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