Hoy no es jueves santo, aún. Y como voy a faltar en el blog la próxima semana... Venía oyendo por la radio la nueva campaña de tráfico, que si no cojas horas punta, que si te programes la ruta, que si lleves comida, que si tal y pascual… con la moralina "que no pueda contigo la semana santa" o algo así. Esto siempre me hace pensar en lo mismo. Aunque estoy de acuerdo en que las personas son libres de destinar su tiempo libre para lo que quieran, ir a la montaña, a la playa, perderse por ahí o, simplemente, pasar unos días relajados en casa para coger fuerzas a la vuelta al trabajo, yo, me propuse una vez no dejar pasar una semana santa sin acordarme de la Pasión y de la Muerte de nuestro Señor Jesucristo (aquí podeis dejar de leer los que no estais preparados para temas religiosos, de iglesia, que un menda lerenda no va a poder evitar contar, sobe todo para que no os aburrais). Y experimentar, por supuesto, la Resurrección, hecho por el cual existe mi Fe, o Fe. Y aunque ahora no hago todo lo que os voy a relatar, me lo tomo más "light", asisto a los oficios del jueves, del viernes y a la fiesta más importante de nuestro año litúrgico, la Vigilia Pascual donde se celebra la Resurreción de Jesús.
Cuando era más joven, en mi etapa de 17-26 años, en mi parroquia de Salamanca había muchos jóvenes con alguna que otra inquietud con este tema de Jesús de Nazaret. Por Semana Santa, celebrábamos la Pascua en la parroquia. Nos "encerrábamos" desde el miércoles por la noche o el mismo jueves por la mañana para pasar la Pascua juntos. El jueves santo es el día del Amor Fraterno. Por la mañana, a eso de las nueve, nos levantábamos de nuestro saco de dormir (habilitábamos los locales de catequesis como cuartel neurálgico y dormitorios) y rezábamos laudes. Laudes que rezaban todos los cristianos del mundo en ese mismo momento, con sus antífonas, a coros, etc. En un principio, quizá es lo más rollo, pues son lecturas del antiguo testamento, con un tipo de rezo que nunca ha sido de mi predilección, demasiado serio. Tras ratos de silencio alguno repetía aquella frase que le había calado, etc. Viene bien para saber lo que es y como se reza unos laudes, pero prefiero evitarlos. Mis rezos van más en la línea de San Francisco de Asís, con los pajaritos, el campo, el mar, etc. Vamos, disfrutando todo aquello que se nos ha regalado y dando gracias a Dios como cuando se le reza antes de comer (je, je, es mentira, no suelo rezar antes de comer, que malo me siento, je, je).
A lo que iba, por la mañana se solía destinar a algún tipo de actividad que nos recordara el día en el que estábamos. Se solía dividr la gente. Algunos íbamos a una residencia de ancianos donde solíamos ir todos los años apra reirnos con los viejillos, que son unos cachondos que no veais. También los había amargados, pero bueno. Otras veces íbamos a un hospital donde ayudábamos a las enfermeras a darles de comer. Hay que decir que nos preferíana nosotros que a las enfermeras. Esta actividades hizo que más de uno aumentara este tipo de frecuencia de visitas a lo largo del año. Y otros (esto lo odiaba cuando me tocaba) les tocaba ir a repartir la comunión a enfermos. Aquí voy a hacer un poco de hincapié porque, pese a que no me gustaba, estas personas que dadas sus circunstancias no podían salir de casa, me tenían fascinado. No eran la típica abuelilla de mantilla negra y superreligosa o fanática de tal virgen o tal santo. A veces era un hombre de 45-50 años o una mujer, que tenían "avidez" por tomar la comunión. Tras una breve ceremonia de 5 min si llegaba, nos quedábamos un rato charlando. Me fascinaba el tener el "poder" (dame tu fuerza pegaso, como decían los caballeros del zodíaco) de poder administrar la comunión.También me sentía un mindundi. El señor o señora se sorprendía de que unos chavales como nosotros, que sin ir para curas o para monjas (a veces pensaban que eramos pareja cunado íbamos chica y chico nada más), se dedicaran a estos menesteres. Y observábamos que normalmente los familiares con los que convivían, formaban el prototipo de familia religiosa y en casa hacían patente su creencia. En mi casa el tema Dios siempre ha sido tabú. Ni se habla de Dios ni se habla de sexo. Y no es que anhele pertenecer a una de estas familias, estoy contento con la mía, donde somos bastante despegados. Pero me daba curiosidad.
Después de comer todos junto, la tarde tenía su rato de oración, oracíon con dinámicas de grupo para hacerlas entretenidas y mejorar la comprensión de los días de pascua que estábamos compartiendo. Se preparaban los oficios que se celebrarían con toda la comunidad, el lavatorio de pies, la última cena y la hora santa. Según el año, hubo quien enfocaba las dinámicas desde un sentido que nunca me ha gustado. Cuando nos juntábamos tana gente, siempre había personas que no se llevaban bien con otras. Uno que haya estado en una parroquia sabrá d elo que le hablo. Cuando te metes en el mundo parroquial, te das cuenta de los intereses (a mi modo de ver "ficticios") que se crean y que el espíritu santo no campa a sus anchas si no que está encerrado en una jaula. Y piensas, si en la parroquia hay gente así, no me extraña que el mundo ande como anda. En fin, que hay muchos trapos sucios y piques entre las personas. A lo que iba, el lavatorio de pies particular consistía en lavar los pies a aquél que te caía como una patada en el culo, o que creías que no habías sido fiel o habías hecho algo que no le gustara. bien apra significar que implorabas su perdón, bien para decirle a trave´s de este gesto que te ponías a su disposición o que contara con tu amistad. Lo curioso de esta actividad es que igual te lavaba los pies la persona que menos te lo esperabas, y te quedabas pensando que qué cojones te habría hecho para que te lavara los pies. O igual habías sido tú quien había hecho algo que le hubiera molestado y el te lavaba los pies como diciendo que no te guardaba rencor. Y claro, sólo podías saberlo preguntándoles después, y si te lo decía bien, y si no, te quedabas con la incógnita.
También había ratillos de esparcimiento, no todo iba a ser reflexión y oración. Lo más pesado era la hora santa. Imagino que tan pesaddo como lo fue en realidad, cunado los discípulos se quedaron dormidos en la noche en que Jesús sería apresado para matarlo. Y mañana, el vienes santo.
2 comentarios:
MIRA COFETEEEEEEEEEEEEEEEEE, ya me leere esto a la semana que viene. Asi no te echare de menos.
Tu eres un poquito picaron ¿¿¿¿no????.
Te he pillado hablando de vestidistos, de bragas, de medias y de montes de venus desnudos...
Te dare cofeteeeeee te dareeeeee.
Un saludo y que te lo pases genial estas fiestas.
Nos vemos a la vuelta.
Y cuidadin con la carretera.
vuelve prontoooooooooo
Ja, ja, ja. Qué exagerada eres, que no he citado para nada los montes esos.
No sabes bien lo que te voy a echar de menos la semana que viene. Me alegras el día con tus comentarios. hoy ya me estaba diciendo "esta tía, que no me dice nada...".
Taloguiño, tía.
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