Por fin- Se acabó la fiesta del fin de semana. Aunque he rezado, (sobre todo para que la fiesta saliera bien, ya que era el responsable organizador de todo el fiestorro, jajaja) no he tenido ocasión de reflexionar la lectura del martes, por lo que no extrañéis que no me extienda mucho. Seguro que cierto sector de mis amigos lo prefieran así.
El sábado no madrugué. Me levantaría sobre las 9:00 y a las 11 ya estaba en el lugar del evento. Ana ni me ha visto el pelo durante el fin de semana, pues, aunque fui a casa a comer, ella tenía comida de despedida de otro compañero que vuelve deja el puesto aquí porque ha encontrado otro mejor en su tierra, el País Vasco. Después de comer procuré dormir una siesta pero los nervios del fiestón no me dejaron dormir, por lo que me quedé algo frustrado.
Llegué al lugar del evento algo tarde, sobre las 22:20, ya que me faltaba cierto material del que me podía quedar corto (imaginad que os quedáis sin vasos en plena fiesta, que follón, todos bebiendo a morro, o de boca en boca desembocando todo en una orgía sin control…) que tenía que recoger en otro lugar y fui por él, que me pillaba de paso.
Todo fue según lo programado, aunque tengo cierto disgusto personal porque hubiera podido ser mejor. Quedamos bien de cada a la galería, que es lo importante, pero yo sé que se pudo hacer mejor. Y menos mal que no llovió, hubiese sido la hecatombe.
Al final no llegué a casa hasta las 22:15 aprox. La buena noticia es que pese a la edad, aguanté como un jabato. Casi 36 horas seguidas sin dormir y en pie. Yo creo que el truco está en que lo único con alcohol que bebí en todo el finde fue una caña el sábado por la mañana, cuando acudí para comprobar todos los preparativos de la fiesta del sábado noche al domingo.
Hubo mucha asistencia, más de la deseada, pero no impidió el correcto desarrollo de la fiesta. Vinieron compañeros de mi empresa. A observar cómo se organiza un fiestón de estas características en condiciones.
Y no me cuento mucho más. El lunes me levanté a las 8:40, sin madrugar como de costumbre, me desperté sin despertador. Y me fui a trabajar.
El sábado no madrugué. Me levantaría sobre las 9:00 y a las 11 ya estaba en el lugar del evento. Ana ni me ha visto el pelo durante el fin de semana, pues, aunque fui a casa a comer, ella tenía comida de despedida de otro compañero que vuelve deja el puesto aquí porque ha encontrado otro mejor en su tierra, el País Vasco. Después de comer procuré dormir una siesta pero los nervios del fiestón no me dejaron dormir, por lo que me quedé algo frustrado.
Llegué al lugar del evento algo tarde, sobre las 22:20, ya que me faltaba cierto material del que me podía quedar corto (imaginad que os quedáis sin vasos en plena fiesta, que follón, todos bebiendo a morro, o de boca en boca desembocando todo en una orgía sin control…) que tenía que recoger en otro lugar y fui por él, que me pillaba de paso.
Todo fue según lo programado, aunque tengo cierto disgusto personal porque hubiera podido ser mejor. Quedamos bien de cada a la galería, que es lo importante, pero yo sé que se pudo hacer mejor. Y menos mal que no llovió, hubiese sido la hecatombe.
Al final no llegué a casa hasta las 22:15 aprox. La buena noticia es que pese a la edad, aguanté como un jabato. Casi 36 horas seguidas sin dormir y en pie. Yo creo que el truco está en que lo único con alcohol que bebí en todo el finde fue una caña el sábado por la mañana, cuando acudí para comprobar todos los preparativos de la fiesta del sábado noche al domingo.
Hubo mucha asistencia, más de la deseada, pero no impidió el correcto desarrollo de la fiesta. Vinieron compañeros de mi empresa. A observar cómo se organiza un fiestón de estas características en condiciones.
Y no me cuento mucho más. El lunes me levanté a las 8:40, sin madrugar como de costumbre, me desperté sin despertador. Y me fui a trabajar.
En el evangelio dice que Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén. Mandó discípulos por delante para resolver la intendencia (dónde alojarse, comer) pero cuando les preguntaban que a dónde se dirigían y contestaban que a Jerusalén, no querían recibirle. Santiago y Juan le preguntaron al Maestro -"Señor, ¿quieres que mandemos bajar fuego del cielo que acabe con ellos? Jesús les regaño por semejante idea. Como dije, sin mucha reflexión diría que menos mal qué Jesús les regaño, pues estoy seguro que serían capaces de ordenar tal cosa, por lo mismo que estoy seguro de contar con la ayuda de Jesús yo también. Y es que debemos aprender a usar los dones que hemos recibido. Para el bien, por supuesto. Nada de venganzas.
6 comentarios:
Me alegro de que todo saliera bien. Creo que debes ser un "buen organizador"... porque eres crítico contigo mismo y piensas que lo pudiste hacer mejor...... Bueno, no lo digas mucho por si te "obligan" a preparar otra fiesta,je,je...
me alegro que te lo pasaras bien, algo mas para contar a tus nietos jejeje, primero los hijos
saluditos
Lo privilegiada que me siento por saber más que otras de tu fiesta (uyyyyy cómo me ha quedado) se alegra de que no lloviese y de que todo, aunque mejorable, saliese bien.
Estoy segura de que el cielo no les hubiese mandado fuego aunque lo pidieran, es que Dios tiene mucha cabeza y aquí andaban sobrados de soberbia.
Mil besos
Enhorabuena guapetón!!!
Te apetece quedar un día de esta semana a comer? Mañana?
Ya me dirás... Besos!
ESE ES MI COFETE SI SEÑOR, MADREEE QUE LISTO QUE ES EL... COÑOOOOOO... MA QUE LE STOY COGINEDO CARIÑO Y TODO A LA RANITA PRESUMIDA ESTA.
BESOS GUAPOOOOOOOOOOOOOOO
ESTOY COGIENDO CARIÑO
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