domingo, 21 de septiembre de 2008

Fin crónica vaija a Praga

Sábado. La crónica de Praga es de despedida. Agoté la batería de la cámara, por lo que no hay fotos ya. Nos levantamos como siempre. De forma natural y a las 8:15 estábamos desayunando. Superdesayuno. Hicimos el hatillo y a recepción a dejar la llave. O sé si fue porque éramos españoles, pero hasta que no entraron en la habitación y vieron que todo estaba correcto no nos dejaron marchar. Era gracioso ver al recepcionista en plan agente secreto con el walkie talkie. Tras darnos el Ok, nos fuimos hacia el metro. Compramos billete para el aeropuerto. 26 kc en lugar de 30 kc. Cojonudo. Aunque tuvimos tentación de colarnos (no hay torniquetes de paso), dijimos que por un euro no nos íbamos a arriesgar a que nos multaran por ir sin él. Al llegar a Dejvicka, tardamos 5 min en encontrar la parada del 119, bus que nos llevaría al aeropuerto. Rodeados de italianos, fuimos dudando de donde bajarnos. Pasamos por la Terminal 4, al rato por la tres. Anda, que como te equivoques de Terminal… Pero no, la 1 era la nuestra. Nos bajamos en la 2. La mayoría siguió en el Bus hasta la 1. total, la 2 y la 1 eran edificios que hacían L. Vimos un Mc Donalds en el aeropuerto. Ana me mira y me dice que ya sabe donde vamos a comer. Sí, me gustan las hamburguesas de estos sitios. Aunque prefiero el Burguer King. Aunque no suelo ir a menudo, a veces, cuando las circunstancias lo favorecen, Ana me lleva a algún sitio de estos. Me pirran, que le voy a hacer. Y lo digo en alto y con la cabeza bien alta.

Eran las 11:00 y nuestro avión no salía hasta las 14:00. Hasta las 11:45 no salío que podíamos ir al check-in. No pudimos obtenerlo por Internet allá por marzo, como la ida. No lo permitía el aeropuerto de Praga. Estuvimos sentados delante de los monitores vigilando cunado saldría nuestra ventanilla de check-in. En esto que pasa un chica de unos 19-20 años. Igual tenía más, pero no lo creo. Su vestidito de pasarela, cortito, piernas largas, maquillaje de modelo, uñas arregladas y con una línea muy fina de brillantina sesgada a la línea que separa la parte blanca de la más rosa de la uña. Perfectamente maqueada, zapatos de tacón alto, pero no cerrados, a modo zuecos (no sé como se llaman este tipo de zapatos). Y guapísima de cara. La vimos pasar hace 20 min, cuando había un grupo de 5 o 6 hombres de unos 45 años que se quedaron pasmados mirándola. Como yo, qué leches. Pues bien. Justo pasa de nuevo esta chica por nuestro lado cuando decide sentarse justito a mi lado. Bieeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeen.

Pues es poner su largas piernas a mi alcance de mano cuando Ana, escojonándose de la risa me dice “mira el monitor”. Acaba de salir el check –in. Cagüen la leche. Fue sentarse ella y nosotros ir a la cola de la ventanilla que acababa de habilitarse.

Al obtener la tarjeta de abordaje (mira, como los piratas, al abordaje!!!!), pasamos el control. Una vez al otro lado, ya no había Mc Donalds. Buscamos el sitio más barato. Un Relay. Allí gastamos absolutamente todas las coronas que teníamos (al cambio unos 10 euros). Nos cogimos un bocata que eligió Ana. Un sándwich que elegí yo, patatas fritas chips, y unas chocolatinas de postre. No hace falta decir que menos mal que no le dejé elegir a ella los dos bocatas. El suyo tenía un sabor raro, de esos que les gustan a los guiris, jajaja. Menos mal que antes de abrirlos dejamos el mio para el final y compartimos mitad y mitad, como hacemos siempre. Suele ella equivocarse al elegir los platos. Siempre acaba gustándole lo que he pedido yo.

Una vez comido y darnos cuenta de que nos habían cambiado la puerta de embarque, nos cambiamos.

Al llegar casi la hora nos levantamos para entrar de los primeritos. Y, ¿Adivináis quien se puso justo una persona por detrás de mí? SI. La modelo impresionante. Me empecé a reir. Y le digo a Ana¿ Y ahora, qué? ¿Ya no te ríes? Jajajajaj. Si es que esto de tener a Dios de la parte de uno, jajajajaja (esta vez nos reimos los dos).

Al pasar por la pasarela que nos llevaba al avión, con cierta pendiente hacia abajo, yo tuve que parar a guardar el DNI en la cartera. El objetivo era claro. Había que dejar que la modelo adelantara. Seguro que era todo un espectáculo ver esas piernas (y ese culito) bajar por esa pendiente y con esos tacones. No me equivocaba vaya espectáculo. L pongo un diez. Mira que esa pendiente no se la salta un gitano. Pues esta lo bajó, no con cierta dificultad, pero lo bajó con éxito.

Otra casualidad de la vida es, no, no se sentó a mi lado en el avión, Dios me quiere, pero no tanto. Se sentó en la misma fila. No tenía que mirar ni para adelante ni para atrás. Simplemente mover la cabeza 90º. Tanta casualidad me hizo un día simpático.

Al llegar a Barna todo el mundo aplaudiendo tras el aterrizaje. Ana y yo nos miramos estupefactos. Al llegar a Praga nadie aplaudió.
Y aquí acabó nuestro viaje a Praga.

2 comentarios:

Estela dijo...

Recuerda Nacho que EL DIABLO SE VISTE DE PADRA.. ajajaja muy buena cronica del final del viaje... y te digo una cosa las casualidades no son tales todo esta planeado y los hilos que mueven el destino son sabios e inteligente yo lo he comprobado y estoy estutecfactada por cierto lo del anonimato en los nick opino que como sabes los blogs son leidos por todo el mundo en internet y como tal un seudonimo nos da una privacidad que hace que las personitas malas que abundan por estos medios no puedan afectarnos... y a la vez creo que es mi caso... me da una libertad de expresión que no la encontraria si no fuera asi.... ;) que tengas una noche maravillosamente agradable y descanses que mañana es dia de escuela, un beso y nos leemos MUAK.

Anónimo dijo...

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