miércoles, 11 de marzo de 2009

Difícil de entender. Mt 20,17-28

Cuando Jesús se dispuso a subir a Jerusalén, llevó consigo sólo a los Doce, y en el camino les dijo: "Ahora subimos a Jerusalén, donde el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas. Ellos lo condenarán a muerte y lo entregarán a los paganos para que sea maltratado, azotado y crucificado, pero al tercer día resucitará". Entonces la madre de los hijos de Zebedeo se acercó a Jesús, junto con sus hijos, y se postró ante él para pedirle algo. "¿Qué quieres?", le preguntó Jesús. Ella le dijo: "Manda que mis dos hijos se sienten en tu Reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda". "No saben lo que piden", respondió Jesús. "¿Pueden beber el cáliz que yo beberé?". "Podemos", le respondieron. "Está bien, les dijo Jesús, ustedes beberán mi cáliz. En cuanto a sentarse a mi derecha o a mi izquierda, no me toca a mí concederlo, sino que esos puestos son para quienes se los ha destinado mi Padre". Al oír esto, los otros diez se indignaron contra los dos hermanos. Pero Jesús los llamó y les dijo: "Ustedes saben que los jefes de las naciones dominan sobre ellas y los poderosos les hacen sentir su autoridad. Entre ustedes no debe suceder así. Al contrario, el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes; y el que quiera ser el primero que se haga su esclavo: como el Hijo del hombre, que no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud".
Me llama mucho la atención de lo viva que era la madre de estos dos. Como supo reconocer a Jesús y enseguida quiso barrer para casa. Desde luego que puede parecer bien pensar y asegurar el futuro de sus hijos, peor una Fe establecida en un corazón no ejercitado en el amor de Dios.... lleva a equivocaciones de este tipo. Pero no podemos enfadarnos con esta mujer por esto, pues nos pareceríamos a esos otros 10 discípulos suyos que pretendieron reprender a Santiago y a Juan. A todos nos parece lícito luchar por nuestro hijos, nuestros padres, nuestros hermanos, primos o cuñados, haciendo prevalecer a nuestra familia por encima de los derechos de los demás. Es comprensible. Es amor humano. Pero el amor de Dios no tiene las fronteras que nosotros ponemos. Su amor es como le humano, pero eliminando los límites y cercados que nosotros le ponemos.
Qué difícil es entender esto.

4 comentarios:

LA MAMI dijo...

YO A ESTAS HORAS NO ENTIENDO NADA COFETEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE
DEMASIADA TEOLOGIA EN UN MOMENTO.
QUIZAS OTRO RATO YA ENTRO A LEERLO MAS DETENIDAMENTE.
TE SIGUES SUPERANDO.
HABEMUS SAPITOOOOOO
BESOSSSSS BUEN MIERCOLES

MARIETA dijo...

profI, que estoy espesita hoy por los efectos de las drogas de ayer (que aún no debí mearlas, je je) pero que entiendo lo que nos quieres decir. No es tan difícil, auqnue me hizo falta leerlo un par de veces... Ya sabes, rubia y de letras. JA JA JA JA
Saludiños.

LA MAMI dijo...

JODER AQUI NO ENTRA NI DIOS, SOLO ENTRA EL ANGEL Y YO...
NENE DEFINITIVAMENTE NOS DEBES UNA CENA A MARIETA Y A MI
SOMOS TUS FIELES SEGUIDORAS.
JAJAJAJAJAJJAJAJAJAJJAJAJAJJA
BESOSSSSS COFETEEEEE

MARIETA dijo...

Sí que entran que se ve en el contador... Lo que pasa es que se pone TAN formal que la gente no se atreve a comentar...