Voy a estar unos días fuera. Aún no sé si dejaré programadas mis entradas para la semana que viene.. Resulta que me voy a mudar en breve y al menos un tiempo estaré sin internet, y como no pasaré por casa no tendré ninguna opción. Ni siquiera el correo.
Comenté una vez que me gusta dedicarle 5 min todas las mañanas al evangelio diario. Y me pareció interesante poner mis reflexiones pr escrito. Dado que supone un pequeño esfuerzo escribirlas, me pregunto: ¿merece la pena seguir gastando ese pequeño esfuerzo de escribirlas?
El contador que tengo de páginas debe estar algo loco. Hay días que dice que me visitan 50 personas. Pero la media suele se ser de 30. ¿Dónde están todas esas personas? ¿No hay nadie que siquiera haga el comentario de mi locura diaria?
Alguna vez también dije que no me gustaban los comentarios zalameros por que sí, aunque sí se agradecen esos que ya se sabe que se dicen de verdad, que se sienten. Pero dando cancha a todos esos visitantes secretos que podrían desfogarse contra mi... ¿dónde andan? ¿Piensan que me van a ofender? ¿Acaso no se lo pongo a huevo a veces para que dejen comentarios? Alguna vez me ha comentado algún anónimo. Y aunque me han defendido mis incondicionales, ¿Ni esos? Que no me digan que el evangelio deja indiferente, que siempre que iba a comprar el librín se había agotado estas navidades. Ya sé que gustan más mis pensamientos libres de cuando comía sólo, mis idas de cabeza, pero,...
Ante la falta de comentarios, comentarios buenos y malos, hasta que no tenga más tiempo, voy a posponer mis viajes blogueros.
Desde aquí quiero saludar a Caye, que me consta está ya de vuelta. Y siento no poder estar por aquí para saber qué tal le fue todo. Caye, ya te leeré cuando pueda, ¿Eh?
Le mando un beso a la Pitufa también. Que la semana que viene, según tengo entendido, tiene lío en su rodilla.
Encima me entero ayer que peligra mi viaje a Galicia. Espero poder solucionarlo, porque si no, voy a tener un contador para nada, jajaja. Con la ilusión que me hace todos los años ir a mia terra galega.
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