miércoles, 17 de septiembre de 2008

¿A quién se parece esta generación? Lc 7,31-35
























Comienzo hoy miércoles con las crónicas del pasado miércoles del viaje a Praga, con alguna foto representativa de ese día, que como hice muchas (no quemé la cámara de milagro), no puedo poner todas.

Antes de nada me gustaría comentarle a Daphne que de acuerdo. El gentilicio de Tarragona es Tarraconense. Pero uno no sabe nunca como acertar.

Debo decir que la foto de ayer de la fachada del hotel no es donde me alojé. Pero me pareció que colaría, pues muchos creen que debo ser un monje franciscano o carmelita renegado.

Para ir de casa de Tarragona al hotel en Praga utilizamos cinco medios de transporte. El coche de Tarragona a Barcelona, el tren de Sants al aeropuerto y el avión hasta Praga. Del aeropuerto de Praga al hotel fuimos mediante autobús, hasta Dejviaká, donde comienza el metro hasta una parada próxima al hotel.

Como íbamos sin ningún chavo (corona cheka, Kc), al salir en el aeropuerto nos dirigimos a uno de los 5 cajeros que hay a tal efecto. Sacamos 2000 Kc, para ir tirando. El muy jodido del cajero nos dio un billetazo de 2000 kc. Con él nos fuimos a coger el autobús. El sistema público de transporte allí no funciona como aquí. Si alguno sabe más, que me corrija, yo sólo cuento mi experiencia. Allí en teoría coges un billete y o cancelas al subir. Algo parecido a cunado coges el regional de RENFE de Tarragona a Barcelona. Como no teníamos monedas, esperamos a que viniera el primer autobús de la línea 119. Observamos como la gente subía por todas las puertas laterales que tenía este. Subimos y al chofer antituristas quisimos pagarle los tickets con las 2000 kc, pero el muy cabrón nos abrió la puerta y nos tuvimos que apear. Quizá normal, dado que al cambio son como 85 euros en un billete y pretender pagar dos billetes de 1 € aprox.

Le hicimos la faena al de la cafetería del aeropuerto, que le compramos dos botellas de agua y, de forma simpática y algo forzada nos cambió el billete. Menos mal que hablaba inglés. El siguiente autobús aceptó un billete de 200 kc. Menos mal.

Al llegar al metro, había máquinas de cancelación de billetes, pero no había barreras. Cualquiera podía pasar sin billete. En principio. En el autobús no había ningún tipo de inspección. En el metro tampoco. Al bajarnos pensamos que podíamos haber venido gratis, pero quita, no sea que te pesquen (si es que hay alguien que pesque) y la multa sea gorda. No cogimos billete en el metro porque valía el mismo del autobús. Hay que decir que el metro es algo simplón y mal señalizado. Si no fuera porque es simplón, nos hubiéramos perdido. A las 15:00 estábamos en el hotel comiéndonos unos bocatas que nos habíamos traído al efecto, bebiéndonos las botellas que habíamos comprado en el aeropuerto para cambiar el billetazo.

En la foto veis la cama de la habitación. Muy cómoda. Dormí como un santo varón. Nos fuimos a dar un paseo. Bajamos directamente hasta el río, el Moldava, y fuimos subiendo aguas arriba por la orilla observando las barcazas restaurante que recordaban mucho a los bateaux del Sena.

También estaba este edificio que había visto en una guía. Me pareció chulo buscarlo. Después de agotar el recorrido del río, de Stare Mesto (disculpad que no ponga los signos circunflejos y demás faltas de ortografía, no hablo ni escribo cheko, pero será algo parecido, je, je).

En lugar de ir hacia la plaza de la ciudad vieja donde está el famoso reloj astronómico, cruzamos el puente anterior al Carlos IV famoso. Ya tendríamos tiempo en los dos días siguientes de cansarnos del puñetero puente.

Estábamos en Mala Strana, o pequeño barrio. Subimos por Kampa, donde nos sacamos estas fotos de animales de plástico. Publicidad de un museo de arte. Después llegamos al otro lado del puente de Carlos IV y, antes de cruzarlo, nos dirigimos a buscar un sitio que nos habían recomendado para comer. Sitio que no encontramos. Subimos por una cuesta del copón bendito hasta llegar al monasterio de Loreto. También en la foto. Comenzaba a atardecer. Buscamos por allí una taberna típica que venía en la guía, “El Buey negro”. En la puerta ponía “O Cervelho Volá”. Creo que fue el realmente típico, misas de madera, bancos corridos y gente del lugar. Al entrar el tío intentó preguntó ¿Italianos?- No- dijimos- Ah, spagnolos. ¿Cerveza? – Sí. Nos puso dos pintas. Debo decir que nos habíamos sentado en una mesa al lado de otros habituales de allí, que nos miraban sonrientes. Sin intención de pedir nada para comer, miraba una carta de la mesa con cosas de comer. Intentaba traducirlas. Los de la mesa le hicieron una seña al camarero que nos trajo una traducida al castellano. Muy amable, aunque nos puso colorados. Le intentamos explicar que sólo estaba haciendo prácticas de traducción. Los de la mesa, en inglés me dijeron si necesitábamos ayuda. Muy simpáticos estos checos. Cuando acabé mi pinta, me pusieron otra, preguntándome antes. Le dije “ano”, el tío sonrió al verme hacer mis pinitos en cheko. Al irnos, le dije “Na Sheledanou” o algo así, que significa “Adiós”. Nos dijo Adiós en castellano con el pulgar hacia arriba, como alabando mis esfuerzos. Qué bien me cayó. Nos cobró 80 kc por las tres pintas, (3 euros). Muy barata la cerveza, cosa que del café no puedo decir lo mismo.

Al salir de allí les usé el WC. Hay que decir que Praga está lleno de WC donde te cobran por echar un pis. Me acordé de los catalanes, que te cobran el hielo al pedirte un café con hielo. Como decían unos españoles que iban detrás de nosotros “joder, me han cobrado 10 kc por mear y encima el wc estaba hecho una mierda y oliá mal”.

Seguimos por los alrededores del castillo, vistas de Praga y bajamos por las escaleras hacia el puente famoso con santos a los lados. Ya era prácticamente de noche. Al día siguiente tocaba visitar el castillo y alrededores por dentro. Cruzamos el puente, y llegamos hasta la plaza de la ciudad vieja, donde el reloj astronómico famoso. Yo me estaba meando y tuve que pagar 10 kc por aliviarme. Menos mal que al otro lado del puente había unos servicios.

En un par de calles por detrás de esta plaza encontramos un sitio donde decidimos cenar. La foto es de allí. Nos pedimos una salchicha para cada uno y una ensalada de pollo para compartir. Y, como siempre, me bebí dos pintas. La foto es de este sitio. Nos atendieron muy bien y no llegó ni a 10 € cada uno. La ensalada estaba muy cuidada. Me acordé de la mierda de ensalada de pera que me pusieron en Barcelona la otra vez. Esta vez me quedó buen sabor de boca. Aquí si que saben hacer ensaladas, baratas y con un millón de cosas.

Después de cenar y dejarle propina (hay que ver lo simpáticos que se vuelven al dejar propina) nos fuimos hasta el hotel. A las 22:00 estábamos en la cama, aunque nos parecía que era más tarde. Lo bueno de nuestro hotel es que estaba a 15 min andando del centro. Los coches iban a toda hostia, allí me parece que el 50 se lo saltan a la torera.
Los semáforos sonaban como los antiguos temporizadores de luz de los portales. Como chasquidos más rápidos cuando está verde y más lentos cuando están en rojo.

A todo esto, tenemos chica nueva en la oficina. Será la ayudante de nuestra administrativo. Empezó el lunes, y por lo pronto, parece muy buena persona. Yo a su lado soy un ogro. Es así dulce, de mirada simpática, de no levantar una voz, de saber estar,… Para dos días que lleva me está cayendo muy bien. A ver cuanto tara la otra en merendársela con patatas





Por cierto, llevo un trancazo en cima desde el domingo... El martes tuve que venirme en tren a Tarragona. Así hoy he ido en tren dormitando. Espero estar mejor hoy.
La lectura de hoy es bastante extraña. Dice Jesús que esta generación (la nuestra) ni creemos ni dejamos de creer. Algo así como que no conseguimos definirnos. VAgamos, andamos perdidos y criticamos todo sin estar en ningún lado. Y lo peor, nos reímos del que se define.

8 comentarios:

Daphne dijo...

Me alegro de que lo pasaras bien en Praga. Es una ciudad muy bonita, y es verdad lo del puente de Carlos IV...puedes llegar a cruzarlo infinidad de veces!!!
Ah! y la cerveza... qué buena y muy barata no??

Por cierto....no quise que te sonara a "regañina" lo del gentilicio.....ups!

Juani dijo...

Por las fotografias parece una ciudad encantadora, aquien se le ocurre subrir al autobus con un billete de 2000, si aqui subes con uno de 20 y te miran mal. Espero qu te mejores de tu gripazo
saluditos

Sanve dijo...

Si es que este nachete no está acostumbrado a viajar en transporte público... XD

Me ha gustado mucho tu crónica. Espero que pongas más fotos, aunque sea en otro soporte.

Un besazo desde Burgos

Moadiario dijo...

Muy buena la cronica de tu viaje!!! y sobre la lectura de hoy, fijate q estoy de acuerdo...!!!
Besitos....

Yuria dijo...

Aaaaay, qué pedazo de fotos tienes hoy, y yo sin pasarme por aquí, de verdad que estoy en deuda contigo, y mucho. Pero aún ando del trabajo al campo, sin internt en la casa de allí.

Me encanta el título de tu post, esas palabras de Jesús "¿A quién se parece esta generación?" Me lleva a mi propio post de después del fin de semana. Y, pienso, que las generaciones cambian la vida, o viceversa: la vida a las generaciones.

... Por cierto, los de Praga qué rácanos, cobrando por hacer pipí...(;) Y el café, qué caro, con lo que me gusta.

Pégate una buena dormilona, y mañana, como nuevo!!

Un abrazo, Nacho.

Mis sueños dijo...

Muy bonita la crónica, Nacho, parece una ciudad muy bonita, y por lo que dices muy barata a la hora de comer, un beso fuerte.

eclipse de luna dijo...

Menos mal que no has colgado todas las fotos..lo digo por la cronica jaja.
Ha estado bien, era broma.
Un besito y una estrella.
Mar

LA MAMI dijo...

OSTI LA ENSALADA NO TIENE NADA QUE VER CON LA MIERDA QUE COMIMOS LA ULTIMA VEZ
JAJAJAJAJAJAJAJA