martes, 5 de agosto de 2008

Si un ciego guía a otro ciego, caerán los dos. Mt 15, 1-2.10-14

El evangelio de hoy es uno de los más revelantes de Jesús y que todavía el hombre de hoy no ha terminado de asimilar. No. No me he equivocado. Revelantes. He dado la patada al diccionario adrede. No quería poner relevantes, quería poner reveladores, pero creo que impacta más “revelantes”, ahora que nuestra ministra filóloga está inventando palabras, yo no voy a ser menos ¿no? (Ironía)

Los fariseos son protagonista una vez más en la vida de Jesús, como en la nuestra. Cuantos de nosotros estamos rodeados de “fariseos” que se fijan más en nuestra vida y en los detalles para criticarnos que en la suya propia. Alguna conozco que ha privatizado el blog para huir de estos “fariseos” modernos.

Le preguntan a Jesús que por qué cullons sus discípulos no respetan las tradiciones de sus mayores lavándose las manos antes de comer. Jesús les responde que EL MAL NO ENTRA EN EL HOMBRE POR LO QUE ENTRA POR LA BOCA, SINO POR LO QUE SALE DE ESTA. En otros evangelios dice que el mal nace del corazón del hombre.

En la película “El Exorcista- el principio” el “diablo se va cargando gente a través de diferentes formas. Y cuando viene corriendo al final por el sacerdote protagonista, este le niega la forma y al ser consciente de que el mal nace de él mismo, lo controla y el diablo desaparece y se salva. Seguramente muchos de los que hayan visto la película ni siquiera han entendido esto ni lo han relacionado con el evangelio. Me gustó que una película que pretendía ser la típica de miedo encerrara una verdad tan grande. En un mundo en que no hacemos más que ver guerras, peleas entre niños, muertos de hambre y nos preguntamos por qué Dios permite esto, que haya tanto mal en el mundo. La pregunta correcta sería por qué Dios permite que existamos, porque además nos hizo libres, tan libres de poder actuar a nuestro antojo… lo fácil que hubiera sido crear a un hombre esclavo, que se le prohibiera matar, especular con la vida de las personas, maleducar a los niños, ser egoístas, pisar al de al lado… Hasta el tema de celos anteriormente tratado tiene que ver… Si yo pusiera cadenas a mi novia, eso no sería amarla, si yo le prohibiera salir con amigos… eso no sería amarla, si yo le cerrara la jaula… el amor de Dios por nosotros, por mi, es tan grande que no me pone cadenas ni me ata. Me da la herramienta para vivir. La puedo usar para construir o todo lo contrario. Esa herramienta es el corazón. Puedo amar como el que más, pero también me dio la libertad de poder engendrar odio y que este me domine. Sólo yo, con la ayuda de Dios, puedo hace que el odio y el mal que soy capaz de cometer mueran asfixiados por un amor que alimento y obligo a que ocupe todo mi corazón.

Lo que pasa es que a mi corazón le sucede como a la Galia con los romanos. Hay un pequeño pueblo galo que se resiste a ser conquistado, un pequeño reducto de mal que aún soy incapaz de subyugar al amor. Y lo que decía el otro día, esos pequeños pueblos galos sólo sucumben a fuerza de oración.

El domingo por la tarde estaba en la playa larga. Hasta la bandera. Sobre todo la zona cercana a los coches. Me doy cuenta de que a la gente no le gusta andar nada. Nosotros nos solemos alejar hasta la zona de camping, que suele estar más despejada de gente. Se notó que era domingo. Leía a un cura de mi parroquia que solía escribir en una columna los domingos en un periódico local de Salamanca. Hace unos años sacó un libro a la luz con artículos suyos titulado “Amar a la Iglesia para cambiarla”. En uno de sus artículos comentaba los tres pasos que se dan para pasar de la fe a la increencia.
1.- Sí a Cristo, no a la Iglesia.
2.- Si a Dios, no a Cristo
3.- No creen ni en Dios.
Me dio que pensar. Yo aún no he dado el primer paso, pero estoy con el pie presto. Sigo creyendo en la Iglesia, aunque me decepcione mucho la postura que toman aquellos que creen tener voz y voto, esa jerarquía eclesial aborregada en sus sillones del Vaticano y que están lejos de ser servidores de los demás. Pero gracias a que yo también me creo Iglesia, aún no he dado este paso.

3 comentarios:

Juani dijo...

buenas, a dferencia de ti yo no creo en la iglesia, si creo en algo superior, sera dios, sera mahoma, ser buda, me da lo mismo el nombre que le quieran poner
pero necesito pensar que ahi arriba o abajo hay algo mas. me preguntabas porque me gusta tu blog, te dire me encanta conocer gente y conocer y entender formas diferentes de ver la vida, creo que si aperciamos como ven las demas personas la vida podemos aprender a sacarle mas partido, encerrarse solo en lo que uno cree
no es bueno, bueno esto ya parece un post que pases un feliz dia, que tal con los suegros?
saluditos

Daphne dijo...

Estoy totalmente de acuerdo con Juani... vamos que yo iba a comentarte hoy diciendo algo similar.
Yo creo en que las personas tenemos esa capacidad para hacer el bien y también mucho daño... Ahora, para mí, los valores que nos llevan a una buena conducta para con los demás y hacia nosotros mismos no hace falta que me las dicte una Iglesia...creo que son de sentido común para vivir en sociedad.
También creo que la Iglesia católica debería entonar un "mea culpa" y analizar porqué mucha gente creyente en Dios, abandona a la Iglesia....

Moadiario dijo...

Yo hace mucho tiempo q no creo en la iglesia y en toda su parafernalia.... creo q no han conseguido cambiar después de tantos siglos!!! Pero luego me reconforta ver curas como el q bautizó a mi hija hace poco, q es capaz de ponerse a la altura de la gente, llevarselas al huerto y conseguir q los familiares y amigos de 11 niños a bautizar seamos capaces de hacer un bautizo unico, ameno y distendido; y q nadie saliera de la iglesia en la hora q duró!!! Lo mismo con un poco de suerte, la iglesia está cambiando.... Saluditos!!!