Fiesta de la transfiguración del Señor. Mt 17, 1-9

Estoy escribiendo esto en martes por la tarde. Para cuando llegue a casa, mis “suegros” (entre comillas porque no estoy casado, pero como si lo estuviera, pues incluso a mi suegro le doy dos besos como si fuera su hijo). Es posible que esto impida que algún día pueda actualizar, por lo que esta semana puede volverse un tanto irregular.

De momento, mi tabla de ejercicios mañanera se irá a la porra hasta la semana que viene. Espero no obsesionarme por la pérdida de tono muscular, jajaja.

Se acabó eso de salir del cuarto de baño en pelotas por toda la casa, la libertad a la que estoy acostumbrado en definitiva.

Juani, estoy muy agradecido por tus comentarios. Yo creo que podrían ser tan largos como te permita el cuadrito de los comentarios. Tienes mi permiso para “quemarlo” a palabras. También tienes la opción de escribir un post en tu blog con tu opinión al respecto, que no sea que no te doy ideas para que expreses tu forma de ver la vida y así enriquecernos también el resto. Además de recordarme a Gloria Fuertes, te estoy empezando a ver como el Antonio Gala femenino. Estás a un paso de volverte increyente (Dios sí Cristo no). Te aseguro que yo no creería ni en Dios si no fuera porque existió un Jesús de Nazareth y unos primeros cristianos que se encargaron de transmitir sus enseñanzas, de ser testigos en definitiva. Admiro a todos aquellos que creen en Dios sin contar con Jesucristo. Tenéis el mérito de los ¿cristianos? anteriores al nacimiento de Jesús (Moisés, David, Salomón, Abraham…) De vivir en esa época, seguro que los tacharía de chalados.

Me parece correcto lo que dices, Daphne. Aunque más que entonar un “mea culpa”, la Iglesia debería cambiar su actitud y reevangelizarse de nuevo, cambiar el rumbo, renovarse, resucitar de nuevo. Y para eso estamos los que formamos la Iglesia. Hay que amarla para cambiarla. También estoy de acuerdo contigo. La Iglesia no está para enseñarnos unos valores. No exactamente eso. La Iglesia que fundó Jesús en la figura de Pedro es un comunidad que, como tal, debe ayudarnos en recorrer el sendero de la vida alimentando nuestra Fe. La Fe es un Don que no puede llevarse de forma singular. La Fe es para vivirla en comunidad, y de no ser así, pasaría lo que le pasa a un grupo que se mete en un bosque sin ir de la mano, que acabaría cada uno perdiéndose en el camino. Como decían en Barrio Sésamo: “Sólo, NO puedes, con amigos, SÍ”.

Aunque en el campo de la vida, soy un poco John Lennon al que comparo con San Agustín (alguno me excomulga por estas comparaciones, jajaja).

San Agustín decía: “Ama y haz lo que quieras”. Si amáramos de verdad, nunca haríamos nada fuera del amor, nada que viniera del mal que somos capaces de engendrar.
John Lennon, en su canción “imagine” decía: Imagina un mundo sin religiones viviendo todos en paz. Tengo la certeza de que Jesús no hubiera nacido (Dios no se habría hecho hombre) si los hombres vivieran en armonía. (Aquí otro que yo sé también me excomulgaría, pero para ese me guardo 4 balas en la recámara).

He llegado a casa y estaban ya mis suegros termiando de deshacer la maleta. Acaban de salir para darme tiempo a darme un ducha, actualizar el blog y saldré a su encuentro. ¿Será esta mi semana de transfiguración?

Y es que la lectura de hoy fue por mucho tiempo un enigma para mi. Jesús se lleva a Pedro, Santiago y Juan con el al monte Tabor a orar. Y delante de ellos su rostro empieza a resplandecer y sus ropas se vuelven blancas, ni Ariel consigue esto. También se les aparece más tarde Moisés y Elías, que conversan con Él. Pedro, emocionado por la situación, le dice que hará tres tiendas. Una para Jesús, otra para Moisés y otra para Elías. Normal, estaban tan a gusto que pensaron que para qué se iban a ir de allí tan rápidamente. Podrían quedarse con más tiempo. De repente, una voz de lo alto que acojona al más valiente (estos cayeron postrados y por poco no se cagaron encima, normal me parece a mi) gritó: "Este es mi hijo amado, mi predilecto, escuchadle". Jesús, al ver que les iba a dar un patatús, les pone la mano en el hombro, les dice que no teman, se levante y que no cuenten a nadie aún lo que han visto y oido.

Esta lectura es una importante lección para aquellos de nosotros que viviendo en los mundos de yuppie, me refiero a estar tan bien con su ir a misa los domingos, sus catequesis, sus ratos de oración... limitan su vida a esto. Jesús nos dice: DESPIERTA. Sé que se está bien aquí arriba, pero ahora hay que bajar al mundo, que el rato de oración te sirva para darte cuenta de lo mucho que Dios te ama y te apoya para que, una vez abajo, de desvivas por el prójimo, que no está tan bien como tú, que no tiene una choza en la que reposar la cabeza como la que tú me querías hacer a mi, que lo está pasando mal....

Y es que es muy fácil quedarse mirando al cielo mirando la cara de un Dios resplandeciente mientras obviamos la cara del sufrimiento que nos rodea.

Ala, me voy aduchar y a enfrentarme con mis miedos,perdón, mis suegros.