martes, 12 de agosto de 2008

Hacerse niño para entrar en el reino, Mt 18, 1-5. 10. 12-14

Hoy le preguntan a Jesús lod discípulos que quién es el más grande en el reino de los cielos. Jesús llamó a un niño y lo puso en el medio diciendo: "Os aseguro que, si no volveis a ser como niños, no entrareis en el reino de los cielos. Por tanto, quien se haga pequeño como este niño, ese será el más grande en el reino de los cielos.

Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños. Porque sus ángeles están viendo siempre en el cielo el rostro de mi Padre celestial. Porque si a un hombre que tiene 100 ovejas va una y se le peirde... no deja a las 99 y va en busca de la perdida? Y si la encuentra, se alegra más por la extraviada que por las 99 que no se habían extraviado.

Lo mismo vuestro Padre del cielo, no quiere que ninguno de estos pequeños se pierda.

Me parece una de las lecturas más bonitas y sencillas. Recuerdo una vez, paseando por la plaza de Barcelona de Salamanca, iba una madre con dos niños. Uno era su hijo y el otro un amigo. Debía ser que los había ido a buscar al colegio y los llevaba a casa. A los dos les había comprado una bolsa de gusanitos. El amigo, enseguida dió cuenta con la bolsa suya y le pidió gusanitos al otro niño. En el momento en que el otro niño le pasaba la bolsa de gusanitos, recibe un cachete de su madre mientras le regañaba diciendo: "¿no ves que el ya se ha comido la suya? ¡qué se aguante, no seas tonto!"

Yo me quedé sorprendido. Un niño que actuaba movido por su corazón infantil es reprendido con dureza por una madre que piensa que es tonto por compartir lo suyo. Á los ojos nuestros, el niño, en us justa medida, no debía dar gusanitos a su amigo, puesto que este había recibido la misma cantidad que él. Pero su corazón, más cercano a Dios que el corazón de los adultos, fue reprendido con mano severa y adiestrado en la ley injusta de los hombres.

Siempre me acordaré de este hecho. Y aunque asocio muy bien este hehco a la lectura de hoy, también merece una atención a aquellos padres que tuvieron la oportunidad de conocer a Jesús y, ya de mayores, tomaron la decisión de alejarse de una Iglesia en la que dejaron de creer. Y toman la decisión por sus hijos de que no merece la pena que estos conozcan a Jesús.

Esta lectura va enfocada directamente a ellos. Deberían dejar que los niños se acerquen a ÉL.

Alguno seguro que está pensando ya en los curas pederastas. Pues qué queréis que os diga, que hombres de mal corazón ya tienen su juicio echado.

2 comentarios:

Juani dijo...

ese es el gran problema de los niños, los adultos
saluditos

mery dijo...

Yo ya vi el documental de ese cura llore de impotencia de ver ahora esos niños adultos que recuerdan y no pueden olvidar... ¿porque? me pregunto ¿porque? si un niño es un angel con una alma pura... nunca podre entender hasta que punto el ser humano puede llegar a degradar a su propia especie... un beso cofetero....