lunes, 11 de febrero de 2008

Tomarse tres cafés

Hoy me siento como si me hubiese tomado tres cafés seguidos. Y es que en realidad me he tomado 3 cafés seguidos entre las 9:00 y las 10:00. Normalmente el café no me quita el sueño. Cuando me tomo dos el efecto que me causa es similiar al que se toma dos o tres cervezas y le coge el punto gracioso. A mi me bastan dos cafés para que todo me haga gracia y echarme unas risas por cualquier tontería. Pero tres cafés en la misma hora... Realmente estoy nervioso. Miro mis manos y tienden a huir de la tranqulidad. Quieren temblar nerviosas. Esta mañana había quedado con mi jefe y con la administración para ver una obra que sale a concurso. Dado como está el tráfico por las mañanas en Barcelona no es de extrañar que yo fuera el único en llegar 15 min antes de la hora de al cita. Y es normal que el que viene de más lejos sea el más puntual, pues le es más fácil valorar los tiempos. Para hacer la espera más llevadera y conseguir llegar a un WC donde aplacar mi nerviosismo mañanero, me metí en una cafetería. Un cortado y un servicio fuera de uso me hicieron cambiar de cafetería con un servicio en condiciones de aplacar el baile de San Vito que llevaba. Al poco de tomarme un segundo cortado, ya estábamos los tres reunidos. ¿Por qué no vamos a tomar un café primero? Vale, nadie me mandó tomarme un tercer café, un agua podría valer, pero oye,... Ya está tratado el asunto. No he vuelto a saber nada más de Carla de forma directa. Un chica con un blog bastante más interesante que el mío y con una vida aparentemente llena de más emociones. He leido lo que ha escrito el fin de semana. No sé por qué espere saber de ella por unos cuantos comentarios intercambiados el viernes. No nos conocemos.Tiene una agenda bastante completa. Me recuerda a mis tiempos de estudiante. Los fines de semana los dedicaba desde preparar la misa de niños los sábados por la mañana, reunión con mi grupo de catequesis de adultos que duró hasta hace 5 años. La vida no nos permite volver a intercambiar experiencias con los mismos de siempre. Nos obliga a concoer nuevas personas en otros lugares y seguir creciendo. Daba catequesis a grupos de confirmación. Era una vida que en un primer vistazo te quitaba la vida. No podías quedar tanto como quisieras con los amigos el fin de semana, ni salir de viaje. Pero era una vida que me llenaba. Ahora, dado que mi trabajo me absorbe tanto tiempo, tuve que dejar mis obligaciones de fin de semana. No podía comprometerme. Y aunque necesito el fin de semana para descansar y compartir tiempo con mi novia, a veces me dan ganas de meterme en algún fregao. Como un día en broma le di a entender a mi amigo el cura (en broma, claro, pero siendo tan listo como es cayó cual pardillo) era el prototipo de chico de parroquia que al entrar en la vida laboral se despegaba para siempre de su antiguo mundo para caer en otro totalmente terrenal donde el pecado y la lujuria campan a sus anchas. Si hasta le hice creer que cambiaba de chica cada fin de semana regalando una presiosa cornamenta a mi querida novia, y es que claro, estar en otra ciudad, con un piso para uno sólo daba muchas libertades. Y no me sorprende que creyera tal falacia, acostumbrado a ver como viven la vida las personas de mi alrededor. El libertinaje está a la orden del día. Pero eso es otro tema. No quiro desviarme. Lo único que me hace sentir vivo es ver a Dios en todas las cosas. En las personas que me acompañan en esta aventura que es la vida. Y tengo la suerte de ver el mar todas las mañanas, un potenciador de entablar una pequeña oración con Dios y ponerme en sus manos. Mi amiga escocesa de barcelona me llamó esta mañana disculpándose por no haberme avisado de que no venía el domingo a visitarnos. Resulta que se fue al campo a pasar el finde el sábado por la mañana, y al pretender avisarme por la tarde de que el domingo no vendría, no tenía cobertura. No sabe que está más que disculpada por el hecho de llamarme hoy lunes por la mañana. No estoy enfadado. No podría. Había convicción en su aflicción. En fin, sigo con mi tembleque. Tomarse tres cafés es lo que hace.

Me ha escrito Alba. A las 5 de la mañana de hoy. Esta chica no duerme, quizá por eso tiene los ojos rasgados, como entrecerrados de sueño. No te enfades Alba, es sólo una broma tonta de ocidental.

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