Así consta en la agenda de mi móvil. Mi amigo el canario para los que les hablo de él. Un amigo de amigos. Nos conocimos en Salamanca a través de una compañera de mi grupo de catequesis. Supo hacerse un sitio entre mis amistades para ocupar el puesto más relevante. Tuve que aprender de él lo que era un amigo. Se enfadaba conmigo porque no le dedicaba el tiempo suficiente. Entonces tenía una agenda repleta de actividades y sólo le veía un ratito el viernes, otros fines de semana el sábado un ratín, algunos ni le veía. Un amigo no es aquél al que haces un huequito en tu apretada agenda para tenerle contento a él y para tranquilizar tu conciencia pensando en lo buen amigo que eres que le haces un huequito. Me tuvo que enseñar a que un amigo no debe tener espacio en tu agenda. Un amigo debe ser tu agenda. Be water my friend, como diría Bruce Lee. Querer estar a su lado, querer saber cómo se siente, dolerse en su dolor y alegrarse en su alegría, desear compartir con él todo lo que haces y quisieras hacer, en definitiva, tener necesidad de él. Y esto me lo tuvo que enseñar él. Y como en toda historia de final trágico, cuando consiguió crearme la necesidad de él, marcho a tierras que visitaría a menudo, a las islas canarias. No hay mal que por bien no venga. Pero quitando esas temporadas que he pasado con él en sus islas, preferiría tenerlo cerca. Nuestra última aventura, Fuerteventura. De donde es la foto donde parezco un vigilante de la playa por la cinta nega que m cruza el pecho. ¿Os gustan los pitufos? ¿Conocéis al pitufo gruñón? Un pitufo que no hacía más que quejarse por todo. Pues a ese pitufo me recordaba en ocasiones mi amigo Antonio, que así se llama. A él va dedicado este sentimiento que me apetecía hacer constar por escrito. Te quiero Antonio.
1 comentario:
Hola Nacho, agradecida por tu cometario
Pasate cuando quieras.
Un saludo
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