martes, 20 de octubre de 2009

¿Puedo estar dichoso?

Evangelio según San Lucas 12,35-38.

Estén preparados, ceñidos y con las lámparas encendidas.
Sean como los hombres que esperan el regreso de su señor, que fue a una boda, para abrirle apenas llegue y llame a la puerta.
¡Felices los servidores a quienes el señor encuentra velando a su llegada! Les aseguro que él mismo recogerá su túnica, los hará sentar a la mesa y se pondrá a servirlo.
¡Felices ellos, si el señor llega a medianoche o antes del alba y los encuentra así!

Esta es la lectura de hoy. Ha venido dios y me ha pillado planchando la oreja y cayéndoseme la baba. No estaba listo,qué le vamos a hacer. Y como siempre, viene a través de las personas. Y no me ha encontrado apto para sentarme a su mesa. Desde luego, no puedo estar dichoso. Supongo que para que Dios pueda verse reflejado en mi mismo, tengo que ser yo primero quien le despeje el camino. Si no soy yo capaz de ver a Dios en mi persona ¿Qué puedo pretender de la vida?

Esta lectura me recuerda a uno de mis poemas favoritos que afinan al 100% a mi forma de ver a Dios. los primeros versos dicen:



No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.


¿Está claro o tengo que explicarlo?

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