Al que mucho se le dió, mucho se le exigirá.

El evangelio de hoy es de los más temidos. Y puntualizo que es una forma de hablar. Es de los más temidos por mi. Me da yuyu. Dios me ha dado tantas cosas... que creo que soy como el siervo que, al tardar su amo, empieza a malgastar lo que el señor de la casa le ha confiado, a beber, a... jejeje, me leo... lo de beber también es una forma de hablar, ¿Eh? que últimamente uno tiene que puntualizar... Y dale con puntualizar. Pues sí que me he trastornado.

Estoy cansado. No hoy, ayer. Hoy aún no lo sé. Es lo que tiene programas las entradas. jajaja, ¿Estoy borracho? ¿Desquiciado?

Me mudo. El uno de diciembre cambiaré de dirección. En parte obligado por las circunstancias. Vaya rollo. Encima a un sitio sin muebles. Ya tengo la lista de muebles de IKEA. Lo más barato que he encontrado. Seleccionando. Lo mínimo e imprescindible. Lo que digo, un rollo.

¿Alguien ha tenido alguna vez muchas ganas de escribir y nada que contar? Bueno, igual sí tengo que contar. Me encanta imaginar que quien me lea hoy, me imagine como una persona que se ralla. Que escribe sin pies ni cabeza. Que su vida no tiene ni pies ni cabeza. Que adna desorientado. Que está como una chaveta. Y es que casi los dos años que tengo este blog, me he dado cuenta de lo fácil que es dejar volar la imaginación, pensar que se meten con uno, hacerse ideas equivocadas, malexpresarse, y un sin fin de etcéteras.

Este sábado pasado estuve en BArcelona. Pasando el día. Comí en el Dionisos, un griego del barrio de Gracia. Normalito. Luego, al volver a Tarragona, más vida social no buscada. Sms en el tren ¿Venís a cenar? Sí, éramos dos, no estaba solo.

Miércoles... Allá voy.