Hoy me he levantado con la misma emoción de ayer. Esperando nuevas estoy. A ver si me escribe. Como jovencita encerrada en su cuarto al lado del supletorio que le pusieron sus padres para que pudiera hablar por teléfono con la suficinete intimidad y esperando sin moverse de su lado por si suena. Espero que el sector feminista sepa tomar esta comparación con sentido del humor.
Esta chica pertenece a mi primera infancia. Debo decir que parto mi infancia en dos partes. La primera dura hasta 3º EGB. Con 8 añitos dejé todo mi pequeño mundo, entonces formado por el barrio de Ventas, en Irún. Dos semanas antes de acabar oficialmente el curso, me obligaban a dejar aquello para comenzar lo que sería mi segunda infancia en Salamanca.
Y aunque parezca mentira, dejé un montón de recuerdos en Irún. Lo recuerdo como una etapa feliz de mi vida. Me pone nostálgico. Esta chica era con quien más tiempo pasaba fuera del colegio. Y si no recuerdo mal, tuve una mala despedida de ella. La última vez que la vi, le hice llorar. ¿Y por qué? Lo reconozco, le di una torta. Estábamos jugando a un juego en el que había que adivinar una palabra. En este caso era yo el que adivinaba. Y la palabra que resultó ser no me hizo gracia y le sacudí. Diréis que con 8 años no tendría mucha importancia, pero desde entonces tengo una pequeña espinita clavada. Espinita porque recuerdo que pasaba mucho tiempo con ella, pero sólo recuerdo con nitidez aquel momento que hubiera preferido que se hubiera borrado. ¿Por qué lo que hacemos mal nos persigue hasta la tumba?
Ahora que me acuerdo de ella pierdo la consciencia de que ambos tenemos 34 añazos. ¿Tendrá hijos? ¿Estará casada? ¿Divorciada? ¿Soltera?¿Trabajará? ¿Dónde vivirá? ... Tengo muchas preguntas que hacerle. Como bien me reocmienda Moa, no le pongo muchas expectativas. No puedo pretender tampoco que ella me profese a mi, a estas alturas de la vida y tras 26 años sin vernos, el cariño que le tengo yo a ella o, más bien, a su recuerdo.
Pero me hace muchísima ilusión establecer el primer contacto.
Ahora que me acuerdo de ella pierdo la consciencia de que ambos tenemos 34 añazos. ¿Tendrá hijos? ¿Estará casada? ¿Divorciada? ¿Soltera?¿Trabajará? ¿Dónde vivirá? ... Tengo muchas preguntas que hacerle. Como bien me reocmienda Moa, no le pongo muchas expectativas. No puedo pretender tampoco que ella me profese a mi, a estas alturas de la vida y tras 26 años sin vernos, el cariño que le tengo yo a ella o, más bien, a su recuerdo.
Pero me hace muchísima ilusión establecer el primer contacto.
2 comentarios:
Q bonitas palabras.... que sensaciones inocentes transmites.... y muchas gracias por nombrarme, teniendo en cuenta lo q te cuento...
Seguiremos esperando....
Besitos...
No hay de qué, Moa. Aunque no te nombre, siempre te te tendré en cuenta. Anda que no me acuerdo de ti cada vez que me como un yogur!!!
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