Mi Dios es un Dios de vivos, no de muertos

La lectura de hoy puede resultar extraña. Le preguntan a Jesús unos saduceos (aquellos que no creen en la resurrección.

La tradición judía decía que si una mujer queda viuda, el hermano de este debía desposarse con ella. Todo esto se hacía porque una mujer viuda en aquellos entonces era poco menos que una mierda. Por lo general, si no eran acogidas por la familia, morían de hambre.

Pues bien, le preguntan a Jesús que si un hombre con 7 hermanos muere y el hermano siguiente casa con la mujer, muere, y el siguiente casa y muere y así los siete...¿cuando resucitaran de cual de ellos sería ella esposa en la otra vida? Jesús les da una respuesa enigmática. En la resurrección todos seremos como los ángeles del cielo. También les habla que Dios es el mismo que el dios d eAbraham, qu el Dios de Jacob, que el de Moisés, Dios es un Dios de vivos, no de muertos.

Ahora me estoy acordando de todos aquellos que pasan de leer cunado me pongo religioso como dicen ellos. Me entra la risa. Como las fotos aparecen al principio, seguro que les engaño y algo de evangelio se tragan, je,je, je. Que no os va a hacer nada malo. Au contraire. En fin, prosigo. esta lectura mucho tiempo me resuló enigmática. No sabía como comerla, no sabía qué me decía. Pero el que Dios sea un Dios de vivos me da más esperanza que esos otros cristianso que esperan una vida mejor.

A Dios hay que sentirle y buscarle en esta vida. Ese famoso Reino de Dios se experimenta ahora. Y aunque este Reino de Dios, decía Jesús a Pilato, no es de este mundo, lo decía (así lo siento yo o es lo que me dice a mi) porque este es un mundo de hombres, un mundo donde los hombres no han aprendido a gobernar, han causado guerras, le hace la vida imposible al prójimo, y así un sinfin de maldades más propias del hombre que de Dios. Maldita la hora en que nos regaló la vida y nosotros la desaprovechamos.

Y en esta lectura, esos saduceos que le querían negar la resurrección con lógica humana, Jesús les dice que esa resurrección a la que estamos llamados no se regirá por la ley de los hombres (esa ley que mata, que marca envidias y rencores), si no por la ley de Dios. Tema delicado este de la resurrección. Cuando en una reunión de mi antiguo grupo nos preguntaron cuantos creían en la resurrección, sólo levanté yo la mano. Aunque esto sólo es en parte, porque si de verdad creyera en la Resurrección, en definitiva, en el mensaje de Jesús, no saldría tanta maldad de mi corazón como sale a veces.

El segundo día de mi viaje (obviando el tema de las llamadas perdidas que tenía acumuladas al bajarme de la moto) estuvo estupendo. Del balneario nos fuimos por la mañana al embarcadero de San Estevo para montar en Catamarán y navegar por Os Cañones do Sil. Me recordaba a dos cosas: a la Ribera del Duero y a la película El Señor de Los Anillos, cuando aparecen esas dos estatuas enormes en paredes casi verticales a ambas orillas del río.

Empezó a soplar un aire frío que tuve que ponerme la braga (la que me dieron cuando hice la mili, no penseis que eran las bragas de alguna, ja, ja, ja). Hasta llegar al embarcadero fuimos por unas carreteritas extrechas y unos paisajes estupendos. También nos llovió algo. Visitamos el monasterio de San Estevo, donde estoy en la foto.

Después nos fuimos a comer cerca del Balneario un estupendo cocido gallego, de esos que yo me metía en O Barco de Valdeorras los jueves a mediodía. Sobró comida en abundancia. En la foto vereis a una chica, su compañía fue muy grata estos días. Ella, su padre y yo éramos los únicos catalanes de la comitiva. Con ellos me vendría el último día.

Tras el estupendo cocido gallego nos fuimos a visitar una bodega de la Ribera Sacra, donde aparece mi moto aparacada con el Sil al fondo. Después, vuelta al balneario y circuito termal superrelajante.

Luego fuimos andando al mismo sitio donde comimos (unos 20 min de paseo por un camino) al mediodía para cenar. El objetivo era ir bajando la comida y la poca cena que podríamos comer a la vuelta. Es que ni andando nos entraba hambre. si os digo yo que este viaje ha sido más gastronómico que otra cosa. y uno que le gusta comer, pues...

Y por hoy ya está bien.