Sigo sin tiempo. Con muchas ganas de actualizar. Leo el evangelio de corrido. Menos mal que al menos sigo hablando con Dios como si de mi gato se tratase. Y quien dice hablando, dice escuchando, pues necesito saber qué me quiere decir. A mi gato sólo le saco de vez en cuando un maullido. A Dios, que tenga paciencia.
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