viernes, 7 de junio de 2013

Evangelio según San Lucas 15,3-7.
Entonces Jesús les dijo esta parábola:
«Si alguno de ustedes pierde una oveja de las cien que tiene, ¿no deja las otras noventa y nueve en el desierto y se va en busca de la que se le perdió hasta que la encuentra?
Y cuando la encuentra, se la carga muy feliz sobre los hombros,
y al llegar a su casa reúne a los amigos y vecinos y les dice: “Alégrense conmigo, porque he encontrado la oveja que se me había perdido.”
Yo les digo que de igual modo habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que vuelve a Dios que por noventa y nueve justos que no tienen necesidad de convertirse.

Como era cortito, he puesto el evangelio entero, no solo la cita.

Normalmente, en cualquier "sermón de la montaña" que oiríamos en cualquier misa de hoy, estoy convencido de que se ensalzarían las virtudes del pastor (Dios), de lo cojonudo que es y de lo importante que es para él cada una de sus ovejas. Tan importantes que es capaz de dejar a todas las demás por una sola descarriada. Y yo no digo que no tenga esa lectura, pero eso a mi no es lo que me dice.

No digo que Dios no tenga su mérito, que lo tiene. Pero no lo tiene como un Dios ajeno a nosotros. Como dicen las letras de canciones de misas de niños, está en ti, está en mi y está en todos mis hermanos. Vamos, que si hace 2 o tres semanas nos venían con lo complicado que es explicar la Santísima Trinidad, como para intentar explicarnos la Santísima "y aquí hay que poner el número de personas que habita en el mundo".

Perdón, que me voy por las ramas. Cuando una oveja se aleja del rebaño, y nadie del rebaño se da cuenta, al llegar a destino y el pastor hacer recuento, se da cuenta entonces de que una oveja se ha descarrriado. Y el pastor, dejando por seguras a las otras, se va en su busca. Pero no busca a ciegas. Seguramente desande el camino a ver si encuentra en qué punto perdió a una de sus ovejas.

¿Y de qué depende que la encuentre? Pues quiero pensar que depende de si la oveja quiere ser encontrada o no. Es decir, y aquí es donde quería yo llegar, la oveja perdida, si ve que no está a gusto en su descarrío, comenzará a balar, porque no se encuentra a gusto, porque tiene miedo, por... vete tú a saber lo que puede llegar a sentir una oveja descarriada. Miles de cosas.

El pastor encuentra a la oveja porque la oveja le llama y pide ser encontrada.

Por si aún no estoy siendo claro, el protagonista del evangelio de hoy, para mi no es el pastor. Es la oveja descarriada que quiere ser encontrada. Es la importancia del perdón de las otras ovejas para aceptarla de nuevo en el rebaño. Es la alegría del rebaño. Siendo rebaño grupo de ovejas + pastor, porque rebaño sin pastor, para mi es una manada (jajaja, humor personal).

No escribo más. Dejo lo restante a la reflexión de cada uno.

2 comentarios:

Jo dijo...

no sabes como me acuerdo de ti... cuando me siento tan perdida... nacho....

Anónimo dijo...

Donde andas?
Coquelicot