Me apeteció llamar así a este post. Aunque en la Edad Media se acudía a San Vito cuando alguien padecía convulsiones neurológicas, que se creían poseidos y eran quemados en la hoguera, en la actualidad, acudimos a las procesiones para presenciar semejante baile.
No hay más que acercarse a Alhama de Murcia, donde todos los años, bailan a la figura que representa al Cristo Resucitado al son de la canción de moda.
Muchas personas heridas en su amor propio, han criticado este baile como una falta de respeto al significado de este tipo de actos.
La verdad, no veo donde está la ofensa. Recuerdo como antaño existían personas en los bailes que separaban a los chicos de las chicas si bailaban demasiado "agarraos" o juntos. Se prohibían ciertos ritmos por considerarlos pecaminosos, pues incitaban a bailes poco decorosos, según los censuradores de entonces.
¿Os habeis fijado como se mueven los cofrades-portadores? ¿No os parecen simpáticos y graciosos? ¿Y cómo mueve el brazo el primero?
Vamos a imaginar por un momento que somo Dios (que forma parte de nosotros). Imaginémonos en nuetro trono celestial, con nuestro triangulito encima de la cabeza mirando a los pobres hombres celebrando la pasión de Jesús sacando figuritas a la calle, acompañándolo de personas descalzas, otras arrastrando cruces, otras dándose latigazos... Seguro que estaríamos pensando: vaya catarrazo se va a coger ese. Vaya heridas que se está provocando el otro. ¿En qué me habré equivocado? ¿Qué les ha llevado a pensar que lo que hacen me da gusto? Al menos esos que se mueven de forma graciosa al ritmo de "ai se eu te pego" me están haciendo pasar un buen rato.
Pues eso. Que hay más alegría en el cielo por un baile del si te pego que por mil descalzos que se dan de latigazos.
Una playa como cofete vale para perderse en soledad, bien acompañado y para pensar.
lunes, 16 de abril de 2012
miércoles, 11 de abril de 2012
Via Crucis
Una de las reflexiones del Via Crucis llamó mucho mi atención. Y fue el significado que adquirían las murallas de la ciudad de Jerusalén. Puertas hacia adentro, era lugar sagrado. No se podía profanar. Respetan el símbolo, decía la reflexión, pero a ti (Jesús), te sacan afuera para crucificarte.
Sí, ya sé que siempre digo lo mismo. Mucho dicen de mi que soy un blasfemo por no darle importancia al símbolo. Pero me parece lamentable, religiosamente hablando, como se juega a las Barbies y a los Ken los domingos de resurrección cuando se sacan las figuras de una supuesta virgen y de un supuesto Jesús Resucitado y se empiezan a mover el uno delante del otro. El único sentido que le veo es que le gusta a las masas de turistas y que es bueno para el negocio. Pero ver a un señor Obispo presidiendo esto... me retrae a una Edad Media en la que para acercar a Dios al Pueblo se improvisaban huesos de muerto y se convertían rápidamente en reliquias de Santo que serían visitadas en peregrinación por generaciones venideras, dando de comer al pueblo que acogía la iglesia catedral.
¿Necesita estos símbolos una Iglesia que tiene pastores que piensan que los homosexuales viven por y para el pecado? ¿Una Iglesia que no acepta a las mujeres en el sacramento sacerdotal?
¿Será, como me llegó a decir mi amigo Pablo, que el maligno habla por mi boca?
No estoy fino y quizá me falte una pizca de respeto al expresarme, pero no toda la Iglesia piensa igual, y me consta, que no soy el único en esta forma de pensar.
martes, 10 de abril de 2012
Bautismo
El otro día me encontré con una agradable sorpresa en la Vigilia Pascual. Una chica de 27 años recibía su bautismo y, cómo no, también recibió al Espíritu Santo por el sacramento de la Confirmación. Y digo que fue una agradable sopresa porque me sorprende que en los tiempos de desprestigio que corre la iglesia hoy día, aún queden personas que quieran pertenecer a ella.
Fue uno de esos momentos emotivos. Sus padrinos creo que fueron sus abuelos. Tendríais que haberles visto. Cuánta emoción. La chica, en el momento que formó parte de la gran familia que es la Iglesia, fue obsequiada con un gran aplauso. También lloró, cómo no. Supongo que no se lo esperaba. Cómo le cambió la historia. Por lo que contó a la asamblea el párroco, hubieran querido participar del sacramento en la más estricta intimidad. Pero, como reconoció el párroco, no se podía desperdiciar la oportunidad de recibir el sacramento del bautismo en la Vigilia Pascual, donde alcanza mayor significado si cabe. Y les "forzó" a sacramentarse en la Vigilia.
Una más, pensaría ella que era. La más, me atrevería yo a decirle. Tener el valor de decir SÍ a Jesús resucitando. Si, no digo resucitado, digo resucitando, porque no hacemos más que meterle perdigonazos con nuestro día a día y tenemos que irle resucitando después. Desde aquí quiero felicitarte, Virginia. Y transmitirte la emoción que sentí por tu aplomo de decir SÍ.
¿Que si era guapa? Preguntarán algunos.
Guapísima.
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