En una boda en la que estuve en la celebración religiosa de la misma, tuve la oportunidad de observar una cosa curiosa. Gracias a que no era invitado al 100%, pues sólo consisitía en tener el gesto de acompañar a los novios en la celebración del sacramento, me senté en los asientos traseros, detrás de todos los invitados al convite.
Como es relevante al caso, diré que se celebró en La Clerecía de Salamanca, lugar que habitualmente suele tener muchos turistas.
Pues bien. Me llamó la atención cómo hubo personas que se quedaron a la celebración sin tener nada que ver con los novios. Personas que pasaban por allí, vieron la boda y se quedaron hasta el final.
Curioso me pareció como contestaban en la celebración, mientras que ninguno de los invitados a la boda contestaba, bien porque les daba vergüenza bien porque ignoraban qué contestar en una eucaristía.
Y llegó la hora de la comunión. Y salvo DOS invitados, el resto de los que fue a comulgar eran gente ajena. Supongo que a los invitados a la boda también les pudo dar vergüenza ir a este primer banquete al que también estaban invitados. Pero de una cosa sí estoy seguro, más tarde, se pondrían las botas en el segundo banquete.
El cura un poco pedante. O era conocido de la familia o alguien le chivó que los novios llevaban 18 años saliendo. Les preguntaba de forma individual tras repetir varias veces que llevaban 18 años de noviazgo ¿Conoces bien a la novia, verdad? ¿A fondo verdad?
En el momento en que fueron marido y mujer les dice: Pues ya estais casados. ¿Veis? ¿Para esto habeis esperado 18 años?
Curioso.